Diez años han pasado ya, desde la puesta en marcha de las primeras normas que prohibían el consumo de cigarrillos en restaurantes y centros nocturnos. Ninguno o muy pocos de los malos augurios sobre quiebras comerciales y éxodo del público que acompañaron esa decisión se han cumplido en el país y en Los Ríos; sin embargo sí se ha percibido un cambio de conducta favorable hacia disfrutar de espacios libres del humo del tabaco.
Si bien aún es temprano para señalar consecuencias de largo plazo para la salud de la población en general; en una década la ley ha sumado restricciones y resulta evidente que hay una nueva forma de vincularse con los fumadores, con mayor control social. Además ellos también han aprendido que no pueden consumir en espacios cerrados, ni en lugares públicos, menos aún en presencia de niños o adultos mayores.
Actualmente es posible comer en un restaurante, ir al cine, viajar en bus, hacer trámites en una oficina, o asistir a eventos, sin estar expuestos al humo del cigarrillo, como sucedía antes. Y esto se traduce en beneficios especialmente para los llamados fumadores pasivos, que se veían obligados a compartir lugares contaminados, aunque ellos no fumaran.
Lamentablemente ese cambio aún no llega a impedir el inicio del consumo de cigarrillos, que sigue siendo muy alto, y a edad temprana. Según datos del ministerio de Salud, los escolares se contactan con el tabaco en promedio a los 13 años de edad y Chile es el país con el mayor consumo de cigarrillos en el mundo entre niñas menores de 15 años; y el mayor en toda América, entre varones de esa misma edad.
Es decir el primer contacto se realiza en octavo año básico y se va incrementando durante la enseñanza media, hasta llegar a un promedio de un consumidor por cada dos alumnos de cuarto medio.
Sin duda que las disposiciones legales para la venta a menores de 18 años no han sido suficientes para llegar a ese segmento y, por lo tanto, es necesario revisar la estrategia que se usa para ello. Es decir, diez años después de su primer paso, la cruzada antitabaco aún tiene un largo camino que recorrer.