Las macroalgas son organismos importantes de los sistemas marinos, y al igual que los árboles, son productores primarios costeros. Se les llama "bioingenieros", ya que permiten que otras especies, tanto algas como animales formen su hábitat. Estas macroalgas se encuentran tanto en el intermareal (sobre las rocas) como en el submareal (bajo el agua), donde constantemente están expuestos a diferentes tipos de estrés.
En la Antártica, las macroalgas que aquí viven deben adaptarse al hielo, vientos de gran velocidad, bajas temperaturas y niveles extremos de luz (5 horas de luz en invierno y 20 horas en verano). Estas macroalgas, están adaptadas a ocupar poca luz para realizar su fotosíntesis de manera eficiente, viviendo la mayoría de ellas casi exclusivamente de manera submareal.
Es importante investigar las macroalgas antárticas, ya que en la primavera austral año a año ocurre una disminución en la capa de ozono, permitiendo que la radiación UV aumente sus niveles que llegan a la tierra, afectando incluso a la zona más al sur de las regiones de Sudamérica.
El aumento de las temperaturas y radiación UV han sido considerados como dos importantes manifestaciones del cambio climático global que podrían afectar a las macroalgas con consecuencias a los ecosistemas marinos, en especial las que viven en la Antártica. Por ende, es importante estudiar la manera de lidiar con las nuevas condiciones ambientales que el cambio climático les haría enfrentar.
Un aumento en la radiación UV tendría un efecto en el crecimiento y fotosíntesis, afectando también la distribución de las macroalgas. Además, un aumento en las temperaturas afectaría el funcionamiento normal de componentes celulares importantes que están implicados en su fisiología.
Pero no todo es negativo, se ha visto en diversos estudios (incluidos los que se realizan en nuestro laboratorio) que las macroalgas poseen compuestos que le confieren protección a UV.
Además, se espera que sean capaces de enfrentar el aumento de la temperatura del mar, ya que son organismos que han vivido en la tierra desde hace miles de años, sobreviviendo a periodos de glaciación y calentamiento, por lo que serían capaces de enfrentar el cambio climático global.
Dr. (c) María Rosa Flores
Columna