Editorial
El anuncio del Mop no es el término de una historia, sino que abre un nuevo capítulo, tan complejo como los anteriores. ...un golpe de timón no surte hoy el mismo efecto que años atrás, cuando la ciudadanía podía tranquilizarse gracias a la confianza casi paternal en las instituciones...
Decisión sobre el puente Cau Cau
La decisión tomada por el ministerio de Obras Públicas respecto del puente Cau Cau, está lejos de cerrar esta polémica historia. Al contrario, abre un nuevo capítulo para la obra esperada desde 1991 por los valdivianos, prometida como inversión emblemática del Bicentenario y convertida ahora en una especie de triste símbolo de la ineficiencia público-privada, ausencia de fiscalización, de equivocaciones y pérdida de fondos estatales.
Y comienza un nuevo relato, porque al dejar fuera a la empresa Azvi debe iniciarse la búsqueda de otros ejecutores para el trabajo no concluido; de definiciones respecto de los dineros que se utilizarán, y del centro donde se ubicará la responsabilidad para concluir el proyecto. Además, se abre toda la arista legal que corresponde a hacer efectivas las garantías, a sacar a la española de los registros del Mop y a determinar qué sucederá con los otros proyectos emblemáticos que se le han asignado: el camino a Cabo Blanco, la reposición del tramo a Pichoy. Porque no basta con la palabra ministerial para que esos vínculos se corten.
Las preguntas inundan a la comunidad local ahora. Si bien un golpe de timón de la autoridad resulta impresionante; no podemos negar que ese gesto hoy no surte el mismo efecto que años atrás, cuando la ciudadanía podía tranquilizarse gracias a la confianza casi paternal en las instituciones. Lamentablemente, con todos los acontecimientos recientes del país, la pérdida de confianzas no permite apostar por una buena ejecución estatal, un control eficiente, un afán realmente pensado en Valdivia y no en simples intereses políticos. Peor aún, si recordamos la lista local de inconclusos y demoras: edificio Teletón, doble vía de acceso a la capital regional, terrenos no aptos para construcción comprados para proyectos de viviendas sociales, cambios inciertos en el convenio de programación de salud, retraso del consultorio de Las Ánimas, entre otros que pueden tener explicaciones, pero que suman al clima de inquietud por el futuro.
En tal escenario, nada contribuyen las polémicas públicas y las recriminaciones en redes sociales entre las autoridades locales. En este momento es urgente la unidad y la gestión potente de la sociedad civil.