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Para reconstruir parte de su historia Agustín Trafiñanco recurre a las fotografías. Tiene 85 años, vive en un hogar de ancianos en Corral y por casi cuatro décadas trabajó como fotógrafo minutero en la comuna puerto, Valdivia y Panguipulli. Fue uno de aquellos profesionales que instalado en las plazas ofrecía tomar fotografías a través de un aparatoso cajón de casi 15 kilos de peso que también le permitía revelar las imágenes en cuestión de minutos. Todo, luego de una cuidada exposición de aproximadamente cuatro segundos donde era crucial evitar cualquier movimiento de los sujetos fotografiados. De aquellos años solo quedan registros añejos, empolvados y casi sin color. Son los mismos que sirven para entender que Trafiñanco se desempeñó entre las décadas de 1950 y 1990 y con los que se transformó, sin saberlo, en uno de los últimos responsables de capturar a la sociedad local de aquellos años en imágenes,dejando un legado que ahora vuelve a cobrar vida.

La del ahora retirado fotógrafo es la historia central de "Trafiñanco. El hombre de la luz", el más reciente documental de Rodrigo Torres, que por cuarta vez vuelve al formato audiovisual para explorar en temas vinculados con fotografía y memoria.

desarrollo

Torres es académico del Instituto de Artes Visuales de la Universidad Austral de Chile y desarrolló la idea del documental junto a María Ávila. La estudiante de segundo año de Artes Visuales fue quien descubrió parte del legado de Trafiñanco en Corral. Se encargó de la investigación y de buscar los datos que permitieron elaborar un relato con imágenes en movimiento. "Ella es un pilar fundamental en este documental. Nos permitió llegar al fotógrafo, entrevistarlo y además construir una memoria visual de lo que había hecho durante sus años de trabajo", dice Rodrigo Torres, quien dirige, asume la labor de camarógrafo y además fue responsable de la postproducción de su obra.

El documental considera testimonios de Trafiñanco y muestra gran parte de su obra. Son fotografías sociales, retratos de personas individuales o en grupo, tomadas por lo general en espacios abiertos. Algunas están en poder del fotógrafo. El resto fueron pedidas a sus dueños, principalmente de Corral, para rearmar una colección en base a la cual se entregan pistas sobre la época en que fueron tomadas. Es la transformación de la memoria individual en algo colectivo y la muestra de códigos sociales de años pasados.

"Son más de cien imágenes minuteras. Son los originales, además él tiene negativos de papel. Toda la investigación de campo la hicimos en tres meses y logramos contactar a cerca de 16 familias, cuyos miembros en algún momento fueron fotografiados por Agustín", aclara Torres. Y agrega: "En el documental planteamos ir en la búsqueda de este fotógrafo, generando también un contraste generacional entre él y María, que se encarga de entrevistarlo. Juntos comparten sus historias y lo que significa la fotografía para ambos".

el trasfondo

Agustín Trafiñanco nació en Choshuenco. Aprendió el oficio de un fotógrafo más viejo y lo adoptó como una lucrativa forma de ganarse la vida. Partió como minutero y se adaptó al paso del tiempo ofreciendo el servicio con otro tipo de cámaras. Siempre se preocupó de comprar sus propios equipos y su opción profesional de ser fotógrafo es uno de los puntos más interesantes de su propia existencia. Así al menos lo cree Torres, quien también decidió explorar en las implicancias de que un mapuche dedicara su vida a registrar imágenes. "Tiene muy arraigadas sus tradiciones, sus costumbres. Y lo interesante es que se genera una dualidad en relación a lo que creen los mapuche sobre la fotografía o como se comportan frente a ella y lo que terminó haciendo este señor. La representación de la imagen les genera mucho recelo, pero Trafiñanco en su propia historia se dio cuenta que era algo que no necesariamente debía rechazar. Modificó un poco ese discurso ancestral y revela que en un principio sintió el repudio de su familia, lo que no impidió que en definitiva terminara ejerciendo algo que también reconoce tiene algo de magia".

Para abordar esa mirada antropológica, Rodrigo Torres incorporó a su documental a Margarita Alvarado, profesora e investigadora del Instituto de Estética de la Universidad Católica y especialista en temas como la relación entre el mundo indígena y la fotografía. Torres, agrega: "En este documental también retratamos el drama humano de una persona que sin duda tuvo mejores años, pero que ahora está solo y que no puede volver a su casa principalmente por estar en una situación de abandono".

el homenaje

"Trafiñanco. El hombre de la luz" tendrá dos exhibiciones en agosto. El sábado 22 en Corral y el jueves 27 en la sala Paraninfo de la Universidad Austral de Chile (Isla Teja) a las 19 horas. Y para octubre está anunciado su estreno oficial en el Cine Club Uach, para luego ser liberado en la página web del fotógrafo.

Además de acompañar las exhibiciones, Rodrigo Torres y María Ávila pretenden rescatar la obra del fotógrafo a través de una exposición de su trabajo. La idea es usar parte de las fotografías reunidas para el documental y hacer nuevas reproducciones que serán mostradas a la comunidad local .

"Aunque no usó su oficio con una finalidad artística, se transformó en una persona clave que retrató parte de la sociedad de la época. Él es un patrimonio vivo".

Rodrigo Torres Fotógrafo y documentalista

60 minutos

dura el más reciente documental del director Rodrigo Torres. La obra está dedicada a su padre Raúl, fotógrafo y ex académico de la Universidad Austral de Chile.

85 años

tiene Agustín Trafiñanco. Actualmente vive en Corral y durante cuatro décadas se desempeñó como fotógrafo minutero en ciudades de Los Ríos.

2 exhibiciones

tendrá la obra en agosto: el sábado 22 en Corral y el jueves 27 en la sala Paraninfo de la Uach a las 19 horas. En octubre será exhibido en el Cine Club de la universidad.