Llamado a celebrar con moderación
Las fiestas son motivo de alegría, pero también conllevan riesgos que pueden transformarlas en tragedias. Es necesario insistir en que las celebraciones se realicen con moderación, tanto en el interior de los hogares, como en los espacios públicos...
Llegan las celebraciones de fin de año y un espíritu distinto parece reinar en las calles de la región. Uno vinculado con la alegría, participación en eventos, festejos, porque estamos en un tiempo definido socialmente como especial, por tradiciones y creencias compartidas.
Lamentablemente, también es una época complicada, pues está marcada por muchos gastos, que afectan los presupuestos familiares; de excesos en diversos ámbitos y de situaciones riesgosas, que multiplican peligros en las calles y en los hogares.
Aunque se considere "alarmista", es preciso considerar también esa arista de la fecha y sumarse a las campañas de prevención efectuadas en los días recientes por distintas instituciones de Los Ríos.
Por ejemplo, es preciso advertir que puede haber aumento de delitos, como robos y fraudes, en el atochamiento del comercio; que hay incendios causados por el uso excesivo de luces, o por los árboles que se quedan encendidos y sufren fallas eléctricas. Y especialmente es necesario referirse a los accidentes de tránsito, vinculados a la conducción descuidada y al consumo de alcohol. El año pasado se registraron 14 hechos de este tipo entre Navidad y Año Nuevo en la región, y en la mitad de ellos había un conductor ebrio involucrado.
Paralelamente, se debe extremar cuidados con los niños y niñas, pues aunque parezca paradójico -pues se trata de una celebración para los más pequeños- en estas fechas recrudece el maltrato infantil. Junto a él, suben los extravíos de menores y las atenciones de urgencia por quemaduras, intoxicaciones alimentarias y otros. También aumentan los hechos de violencia intrafamiliar, las riñas callejeras y similares, vinculados a la embriaguez y al relajo de medidas de seguridad básicas.
Claramente, no se trata solamente de un tiempo feliz y es necesario insistir en que las celebraciones se realicen con moderación, tanto en el interior de los hogares, como en los espacios públicos. De ese modo se puede reducir los factores de riesgos y contribuir a que las fiestas sean realmente alegres y no se transformen en tragedias, que se lamentarán largo tiempo.