Estudian conductas alimenticias de cisnes que habitan el santuario
INVESTIGACIÓN. Datos preliminares indican que habría luchecillo suficiente para el consumo de esta especie, por lo menos por 20 años.
Actualmente unos 8 mil 281 cisnes de cuello negro viven en el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter, en promedio. Según los censos realizados mensualmente por Conaf, el mes de 2017 en el que más ejemplares hubo fue mayo, cuando fueron contados 10 mil 362. Estos datos indican que hoy habitan el humedal del río Cruces unas 3 mil aves de esta especie más que en 2004, cuando comenzó el daño ambiental en el santuario.
Ante esta recuperación de la población, los científicos y el comité técnico que está a cargo del monitoreo constante del humedal se preguntaron si existía el suficiente alimento, en este caso luchecillo, para mantener a la población. Para responder estas interrogantes desarrollaron un estudio relacionado con las conductas alimenticias de los cisnes y también con la presencia de la planta acuática que comen en el Sitio Ramsar.
El estudio fue desarrollado entre diciembre de 2017 y enero de este año. El académico de la Facultad de Ciencias de la Universidad Austral de Chile Eduardo Jaramillo, quien se encuentra a cargo del programa de monitoreo del humedal y de sus ríos tributarios, destacó que los resultados preliminares de esta investigación arrojaron que -teniendo en cuenta las condiciones actuales del humedal- habría alimento suficiente para las aves durante unos 20 años más. ¿Cómo llegaron a esta conclusión?
El método
Para desarrollar el estudio, los científicos realizaron diferentes tipos de levantamiento de información. Uno de ellos fue el monitoreo del comportamiento de una selección de aves, las que fueron llevadas hasta un hábitat recreado.
Jaramillo detalló que habilitaron un mesocosmos -un recinto físico para la experimentación que cumple con estándares internacionales y que permite generar un ambiente similar al de la especie en su área natural - en el centro de rehabilitación de fauna Hualamo, en el sector Santa María.
Ahí fueron instaladas piscinas y cercos perimetrales para evitar la llegada de especies depredadoras. Tras obtener la autorización del Servicio Agrícola y Ganadero, llevaron hasta ese lugar a los cisnes con el objetivo de averiguar cuánto comen diariamente.
Tras este estudio determinaron que en los comederos de los mesocosmos un ave consume -en promedio- 5 kilos de peso húmedo de luchecillo al día. Por lo tanto, con la actual biomasa -cantidad de planta viva- del humedal, se pueden alimentar unas 10 mil aves durante 19 años.
Además de la experimentación, efectuaron fórmulas teóricas para estimar la cantidad de alimento que necesitan estas aves acuáticas dependiendo de sus características -como el peso- y de las actividades que realizan, como nutrirse, huir de los depredadores o reproducirse. "Utilizamos los datos de los pesos de los cisnes estudiados durante los últimos años y calculamos cuánta energía había en las toneladas de luchecillo que hay en el humedal. Para esto tomamos muestras de plantas y las enviamos al Laboratorio de Fitoquímica de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Uach para que sean analizadas", dijo. Luego de desarrollar cálculos teóricos llegaron a la conclusión de que según los requerimientos de energía diaria de las aves, la actual biomasa puede sostener a 10 mil cisnes por 23 años.
¿Cómo determinaron la cantidad de alimento existente? Un investigador de la Universidad Santo Tomás analizó imágenes satelitales y otro, de la Uach, realizó estudios usando un dron. Existen unas 25 hectáreas de luchecillo.
El científico indicó que en base a los cálculos "me siento tranquilo. Siempre y cuando no pase algo diferente en el humedal, por ejemplo, un evento de alteración de la calidad del agua. También hay otras especies que consumen luchecillo, como la tagua. Sin embargo, esta especie no se ha recuperado. "Es importante destacar que el humedal es un lugar que se encuentra en constante cambio", explicó.
Jaramillo expresó que estos datos son preliminares porque se trata de experimentos de corta duración y se hicieron solo en una época del año. "Estos resultados no incluyen otras variables, por ejemplo, la renovación del luchecillo o la cantidad de alimento que consumen los cisnes en invierno, cuando baja la temperatura. Es necesario desarrollar más estudios también sobre lo que ocurre con otras plantas que podrían competir con el luchecillo", dijo. Fueron invertidos 24 millones de pesos en este estudio, en el que fueron utilizadas trampas cámaras, entre otros implementos.
Otras conclusiones
Para el investigador a cargo del programa de monitoreo del humedal, Eduardo Jaramillo, existen otros aspectos interesantes derivados de la investigación. "Por primera vez pudimos observar el comportamiento nocturno de los cisnes de cuello negro. Observamos que ellos comen de noche y que no muestran temor a depredadores. También observamos que duermen dentro del agua. Estamos muy entusiasmados con esto. Además de que es interesante saber cuánto come esta especie, hay otra información que abre montones de perspectivas. Es primera vez que un ave silvestre del humedal se estudia de esta manera", expresó.
Añadió que "el cisne es capaz de comer en mesocosmos, es importante porque en el caso de que algunos ejemplares de esta especie enfermen podremos mantenerlos en estas condiciones para estudiarlos. Estamos aprendiendo cosas interesantes desde el punto de vista científico, pero que pueden tener aplicaciones prácticas".
Más investigaciones
Además de las investigaciones relacionadas con los cisnes, también se realizarán algunas relacionadas con las taguas, ya que el número de ejemplares que existía antes de l daño ambiental de 2004 no se ha recuperado. Una de las hipótesis es que este tipo de ave es más susceptible a la presencia de depredadores, como el visón.
Jaramillo contó que el Sag y Conaf están desarrollando capturas selectivas de visón. "Vamos a ver si a medida que son capturados los visones el número de taguas comienza a subir. Ahí, desde el punto de vista científico sería interesante. Tendríamos una especie regulada por el alimento y otra por los depredadores", dijo.