Juan Vargas Oñate
Un largo y penoso ulular de sirenas fue el último y emotivo adiós que el Cuerpo de Bomberos de Valdivia tributó ayer en el Cementario Municipal Nº1 al insigne y más antiguo de sus voluntarios, Platón Trench Prisco, quien falleció la madrugada del sábado a la edad de 97 años.
Delegaciones de las diez compañías de la institución bomberil valdiviana, al mando del comandante Ricardo Valverde, acompañaron el féretro desde el templo de la iglesia Bautista Bethel, en Picarte 2894, hasta su última morada.
La banda de guerra del Cuerpo de Bomberos también encabezó la lenta caravana con sones marciales, escuchándose otro largo y triste sonido de la sirena de la Sexta Compañía, cuando el cortejo pasó frente a sus instalaciones.
Una vez en el cementerio, voluntarios de la Tercera Compañía -a la que siempre perteneció Platón Trench- portaron el féretro hasta su tumba.
Dos discursos despidieron al extinto bombero, que había recibido recientemente la medalla por sus 75 años de servicio, que se sumó a otras reconocidas distinciones, en especial por su labor con ocasión del terremoto de 1960, donde junto a otros voluntarios sobresalieron por su entrega, sacrificio y ayuda brindada a los damnificados por la catástrofe.
A nombre de la Tercera Compañía, lo despidió con un discurso su capitán, Guillermo Soto, y por el Cuerpo de Bomberos, el vicesuperintendente de la institución a nivel local, Claudio Carrasco.
Ambos destacaron la carrera bomberil de Platón Trench, la que brilló por sus valores de lealtad y disciplina hacia sus principios, que lo llevaron a alcanzar altos grados y cargos en su compañía y también en el institución, constituyéndose hoy en una verdadera huella a seguir para las nuevas generaciones y también para las futuras que se incorporan y acogen voluntariamente la causa de servicio a la comunidad.