Científicos estudian cómo se mueve falla geológica en Liquiñe
INVESTIGACIÓN. Analizan un segmento de 15 kilómetros, ubicado en la región de Los Ríos. Utilizando GPS buscarán determinar si produce terremotos y de qué tipo serían.
La famosa Falla de San Andrés, en la costa oeste de Estados Unidos y la Falla de Anatolia, en Turquía, tienen mucho en común. Sus longitudes y tasas de movimiento son similares y producen grandes terremotos. En Chile también existen grandes fallas geológicas, que son una fractura en la corteza terrestre a lo largo de la cual se mueven los bloques rocosos que son separados por ella.
Una de esas fallas nacionales es la de Liquiñe-Ofqui, que comienza en el Golfo de Penas, en la región de Aysén, donde se encuentra un punto de convergencia entre las placas de Nazca, Antártica y Sudamericana. Es una falla vertical, que se extiende dentro de la placa Sudamericana y se mueve hacia el norte. "Antes se pensaba que llegaba hasta Liquiñe, pero ahora se sabe bien que llega hasta Alto Biobío, hasta el Volcán Copahue. O sea, tiene más de mil kilómetros de largo. Además, tiene la misma extensión que el segmento que provocó el terremoto de 1960. Existe una similitud", explicó el director del Núcleo Milenio Cyclo, Daniel Melnick.
Ese grupo -en el que participan profesionales de la Universidad Austral de Chile y que está dedicado a investigar el ciclo sísmico del país- actualmente se encuentra estudiando un sector específico de la falla ubicado en Liquiñe, en la región de Los Ríos. Un segmento que mide 15 kilómetros y en el que existe evidencia de que se han producido movimientos más recientes que diez mil años. "Esto lo pudimos comprobar analizando la ceniza volcánica del Mocho Choshuenco. Sabemos que esta falla se mueve y conocemos la velocidad promedio de los últimos diez mil años, que es alta. Pero no sabemos cómo se comporta, si se mueve en forma continua -sin terremotos- o de forma esporádica, es decir, con terremotos", destacó Melnick.
Cómo lo harán
Para desarrollar la investigación deberán instalar estaciones de GPS, los que se componen de un trípode, una antena y un panel solar. Ya han visitado la zona, hablado con lugareños y dueños de los terrenos. "Los GPS no emiten cargas electromagnéticas, sino que solo reciben ondas de radio desde los satélites y las procesan. No hay emisión de energía", contó el especialista.
El grupo estima que para obtener resultados deberán monitorear la zona por lo menos durante dos años. "Existe un efecto hidrológico que es importante. La superficie terrestre es elástica y en la cordillera, cuando nieva, la superficie se hunde. Cuando se derrite la nieve, se levanta. Por eso necesitamos despejar esas variables usando datos que provengan de una serie de tiempo larga", aseguró. "En el primer año ya podremos tener una idea y en el segundo refinarla. Lo óptimo es dejar los equipos ahí por varios años para conocer las series de tiempo", agregó.
Modelo de amenaza
Este estudio podrá ser utilizado para generar modelos de amenaza. "Podremos conocer si la falla genera un terremoto enorme cada diez mil años, dos de una magnitud mediana, diez de una magnitud menor, mil de una magnitud 5 o cien mil de 4. Eso lo podremos calcular sobre la base de lo que los GPS nos digan. Si la falla se mueve lentamente, la amenaza sísmica disminuye; si no se mueve, la amenaza es más alta porque se está acumulando energía", explicó Melnick.
La información serviría para planificar la instalación de proyectos de infraestructura, como geotermia o centrales hidroeléctricas. "Actualmente se busca en la región de Los Ríos desarrollar geotermia de uso directo. Liquiñe es un lugar lleno de termas, las que están asociadas a esta falla. Es importante saber cómo es el movimiento y la distribución para hacer un diseño de exploración geotérmica", contó.
Otra de las amenazas es, en el caso de la construcción de una central hidroeléctrica, el riesgo de que se produzcan inundaciones que afecten poblados o ciudades.
"El tema hidroeléctrico se está desarrollando cada vez más. Las pequeñas centrales de paso se están haciendo bastante populares y ahí, lo que puede pasar es lo que ocurrió en Kenia hace un mes. Una represa mal diseñada dentro de un fundo privado colapsó y perjudicó muchos pueblos. Puede que en la zona no existan ciudades muy grandes, pero pueden quedar completamente destruidas por los grandes caudales", dijo.
También permitirá conocer dónde no construir colegios, hospitales e incluso de las casas de los propios lugareños. "Muchas personas no saben que por sus terrenos pasa una falla. Es bastante obvio que nadie querría construir sobre una porque la destrucción sería inevitable en caso de un terremoto, pero esto se desconoce", indicó.
una falla activa
¿Cómo fue descubierta la falla? Según una nota publicada en la Revista Geológica de Chile por el geólogo Arturo Hauser, uno de los precursores del concepto de la falla Liquiñe-Ofqui fue el geógrafo alemán Hans Steffen, quien durante diez años realizó expediciones de exploración entre las regiones de Los Ríos y Aysén, las que comenzó en 1892. Sus resultados fueron publicados recién a mediados del siglo XX e indicaban que en la zona litoral de Chiloé continental existía una singular relación entre la disposición de algunos grandes centros volcánicos y ciertos rasgos estructurales, como las fallas regionales.
Durante la década de los '70 comenzaron a desarrollarse investigaciones específicas sobre el segmento, cuya trayectoria ejerce control sobre las formas del modelado regional, como lagos, ríos valles, algunos centros volcánicos mayores, conos piroclásticos y puntos con actividad termal.
"Durante años se discutió si la falla se encontraba o no activa. Sin embargo, durante el terremoto de Aysén de 2007 se movió la falla. Fue un terremoto complejo en el que se movieron varias fallas", dijo Melnick.