Juan Vargas Oñate
Ocho días se cumplieron ayer desde que Juan Bautista Galaz Ovando (73 años de edad) salió a comprar el sábado 30 de junio y no ha regresado a su hogar, en calle Aníbal Pinto de Valdivia.
Esta semana -señala su hijo mayor Juan Alejandro- ha sido desconcertante, porque no saben ni tampoco pueden presumir qué le pudo haber sucedido.
En el hogar lo siguen esperando su esposa, Gladys Mesa, y junto a Juan Alejandro sus otros hijos María Alicia, Angelina y Miguel Ángel, además de dos nietos.
Todos lo quieren verlo regresar, porque "no habría un motivo como para pensar que haya tomado una decisión de querer abandonar el hogar y su familia", afirma su hijo mayor.
Además, porque -según indicaron- Juan Bautista Galaz, un profesional contador que en su juventud pasó por la Escuela de Grumetes (en la isla Quiriquina, en Talcahuano) tenía su carácter y fortaleza, física y emocional, "difícil de desmoronar".
Esto, pese a que hace dos años sufrió un infarto, que lo dejó con secuelas y por momentos pierde la memoria. "Pero él mismo se daba cuenta de eso y se molestaba. Sin embargo, tampoco podríamos hablar de que padeciera Alzheimer, porque un reciente examen médico que se hizo no habría dado ninguna señal", señalaron los familiares.
BúSQUEDA
La familia asegura haber recorrido durante la semana "Valdivia, de punta a punta". Y espera que los encargos de ambas policías a todo el país prosperen y entreguen algún resultado".
Desde la Fiscalía local le ofrecieron apoyo psicológico a la familia y que la búsqueda seguirá, hasta obtener resultados. Recientemente, buzos del Gope de Carabineros rastrearon el río Calle Calle entre ambos puentes, pero sin novedades.
La familia manifestó que necesita apoyo y datos serios, "porque cuando no es así, sufrimos mucho. Aún esperamos que cuando alguien golpea a la puerta, sea para decirnos que lo encontraron y terminar así con este sufrimiento".
Juan Bautista Galaz Ovando nació en Lanco, pero a temprana edad se trasladó a Valdivia, donde formó su familia, saliendo por unos años hacia Puerto Porvenir y Punta Arenas. Regresó en 1993. Sus hijos crecieron y se han desarrollado, teniéndolo como un padre líder, que "siempre ha tenido la palabra sabia en la boca para un consejo. Un hombre duro, que jamás se lamentó de alguna dolencia. Y si lo hacía, no era justamente delante de nosotros. Es un hombre que tiene una aureola de líder, al que hay que escuchar", manifestaron.
Lanquino arraigado por años en Valdivia