A la espera de la feria central
Aunque de vez en cuando se vuelve a tocar el tema, los valdivianos continúan sin contar con un buen recinto de este tipo. Siguen repartidos por varios puntos de la ciudad.
Sigue pasando el tiempo y a pesar de que con cierta regularidad se vuelve a hablar del tema, no hay avances para dotar a la ciudad de Valdivia de una entidad que mucha falta hace para entregar un poco más de calidad de vida a gran parte de sus ciudadanos, una feria central.
No debe haber hogar que en alguna oportunidad, posiblemente una vez a la semana, no haya tenido que decir lo mismo, que falta un recinto capaz de entregar las comodidades y servicios propios de la vida moderna para el abastecimiento de alimentos básicos y otros productos necesarios para el funcionamiento familiar.
Por décadas se ha discutido acerca de los alcances del tema y aunque generalmente se concluye por unanimidad que es una de las falencias de la capital de Los Ríos, por alguna razón la iniciativa se posterga, a veces en beneficio de otros proyectos, pero en la mayoría de las ocasiones porque falta la voluntad para salir adelante y dotar a la ciudad de un local que cumpla con las exigencias de todo orden que hacen falta para contar con una feria que además de simplificar el comercio ofrezca las condiciones sociales, sanitarias y de seguridad tanto para quienes se desempeñan en ella como para quienes llegan en calidad de clientes.
Pasan los años y los imprescindibles centros de distribución minorista siguen repartidos por varios puntos de la ciudad en condiciones propias de lo que se hacía en el tiempo de la colonia, es decir, con escasas comodidades hasta para soportar la lluvia tan típica de la zona, situación que afecta especialmente a los comerciantes instalados, quienes deben recurrir al ingenio hasta para contar con servicios sanitarios.
En el país hay recintos que demuestran que una feria central alcanza proyecciones muy superiores al mero acto de una transacción de productos agrícolas en baja escala, porque cuando funcionan alcanzan hasta el rango de atracción turística al dar cabida a manifestaciones artísticas y de cultivo de tradiciones. El folclore de una buena feria no puede faltar.