El incendio en Notre Dame reactiva preocupación sobre cuidado del patrimonio local
ANÁLISIS. Lo que implican las pérdidas y la reconstrucción, son aspectos que acá repasan tres arquitectos y una conservadora.
El Presidente de Francia Emmanuel Macron, anunció ayer que la reconstrucción de la Catedral de Notre Dame tomaría al menos cinco años. De la icónica estructura levantada entre los años 1163 y 1345 fue destruida su torre en forma de aguja, vitrales y estructuras de madera.
Cerca de 500 bomberos trabajaron en la emergencia por casi cinco horas y a falta de informes sobre daños y la causa, el fiscal de París Rémy Heitz adelantó que se podría tratar de un simple accidente. Tampoco se descarta que el fuego se produjera por los trabajos de remodelación de una zona del techo de la catedral (ver página 13).
La eventualidad de que el incendio esté asociado a una intervención que se suponía era para mejor, ha motivado el análisis permanente sobre extremar los cuidados a las infraestructuras con valor patrimonial.
"En Chile existen normas para la intervención de inmuebles patrimoniales y apuntan a cosas como por ejemplo la correcta forma de trabajar las maderas, las implicancias del oxicorte e incluso lo necesario de limpiar las zonas cercanas al lugar donde se va a trabajar, para evitar la propagación del fuego. Sin embargo y al margen de esas indicaciones, hay un tema en la responsabilidad que implica desarrollar bien cada oficio y ahí es donde se necesita mayor conciencia", dice Juan Carlos Catril, presidente del Colegio de Arquitectos de Los Ríos.
Aunque se trata de casos claramente diferentes por la magnitud de los daños y el impacto, algo parecido a lo que ocurrió en Notre Dame, es lo que ocurrió en el Teatro Municipal Lord Cochrane. En diciembre del año pasado y en plena faena de mejoramiento de la techumbre, se produjo un incendio que causó daños mayores a los que se buscaba reparar. Esto ha retrasado la puesta en funcionamiento del recinto, debiéndose suspender por ejemplo su agenda de abril.
"Ocurrió algo que de seguro también causó la tragedia en París. Un descuido o falta a la norma provocó un daño cuya reparación posiblemente terminó costando más que la inversión inicial. La catedral tomó muchísimos años en ser construida y a fin de cuentas, se destruyó en cuestión de horas. Entonces es válido cuestionarse qué tan precavidos deben ser los equipos de profesionales que trabajan en las intervenciones. Claramente, no se puede correr ningún tipo de riesgo y eso es tan válido para un patrimonio de la humanidad, como para un edificio municipal", aclara Carolina Ihle, arquitecta, académica de la Facultad de Arquitectura y Artes de la Universidad Austral de Chile.
Tejido urbano
En el control de daños de un edificio con valor patrimonial también jugaría un rol fundamental su ubicación y dimensiones. A Notre Dame hubo dificultad de acceso de los bomberos, lo que posiblemente no ocurriría en una construcción como el Teatro Cervantes.
Carolina Ihle, responsable del proyecto "Valdivia en miniatura" en el que reconstruyó a escala diversos edificios locales dándoles un nuevo ordenamiento urbano, refuerza esta idea. "En algunos casos se podría considerar como factor de riesgo la forma en que han crecido las ciudades y la ubicación de los edificios patrimoniales dentro de ellas. Por ejemplo, algunos fueron hechos para estar rodeados de explanadas que ahora están ocupadas o bien, son parte de un tejido urbano no pensado necesariamente para las emergencias, que tiene calles muy angostas y donde una estructura está a merced de otra. De todas formas y considerando las tragedias que han afectado a Valdivia, desde incendios a terremotos, se podría decir que lo que actualmente tenemos, es prueba de una resistencia óptima al paso del tiempo".
Los criterios
La recuperación de la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria en Punucapa, es uno de los casos regionales que responde a las condiciones de vulnerabilidad de auxilio en caso de un desastre. Por ello, es que fue la propia comunidad la que se encargó de impulsar la creación de un comité de emergencias para todo el sector y en particular para la iglesia.
"Ese tipo de acciones responde al significado que tienen las construcciones, como testigos del paso del tiempo, para las personas. Ciertamente acá hay un fuerte sentido de pertenencia religioso, es algo que moviliza a la gente y por lo mismo, es un buen aliciente como para desde ahí trabajar entorno a la idea de generar más y mejores condiciones de seguridad para el resguardo patrimonial", dice la arquitecta Macarena Almonacid que encabezó los trabajos en Punucapa.
La profesional integrante del Taller Patrimonio & Restauro también destaca que en el sur, el fuego como forma de calefacción, es un riesgo permanente para los inmuebles. "El manejo de las fuentes calóricas es un tema que claramente depende de los usuarios y en ese sentido muchas veces se apela al sentido común. Lo que podemos hacer desde la arquitectura es que los edificios remodelados y restaurados, queden en condiciones más óptimas de aislación térmica, para evitar con ello la necesidad de temperarlos de otra manera que implique más riesgo de daño estructural".
¿Qué viene ahora?
La cruzada financiera por Notre Dame suma varios aportes. El fondo para la reconstrucción tiene donaciones en Euros como por ejemplo la entregada por el grupo empresarial Louis Vuitton Moët Hennessy con $200 millones; y por el empresario francés François-Henri Pinault que anunció otros $100 millones.
De momento y a falta de detalles de la intervención a la que se someterá la catedral, surge la duda de si es pertinente reconstruir lo perdido, como por ejemplo la aguja, que es un agregado del Siglo XIX hecho por el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc; o volver el edificio a su estado original sin añadidos.
En ese sentido, Mariana Vidangossy, conservadora restauradora de la Dirección Museológica de la Universidad Austral de Chile, aclara que todo proceso de restauración, va de la mano de un proceso de puesta en valor.
"Es ahí donde es necesario definir qué valores se van a rescatar de un objeto o de un monumento. Por ejemplo, en el caso de una pintura podrían ser características estéticas y en el caso de una vasija podría ser la forma; lo que viene ahora para Notre Dame estará enfocado hacia qué será más pertinente de volver a construir. La discusión de seguro se va a concentrar en la aguja, que no corresponde al edificio original, pero que sin duda es parte de su historia", dice. Y agrega: "Ciertamente no hay opciones erróneas, ya que incluso dejar las ruinas tal y como están implica entender el incendio como parte de la historia de la catedral. Sin embargo, hay que agregar otros factores, como por ejemplo el impacto en el turismo de la ciudad y lo que socialmente implica organizar una campaña de reconstrucción para la que ya hay aportes. La mirada siempre estará puesta en cosas más allá de lo material. La conservación debe atender a cómo la comunidad se ve afectada por la destrucción de un inmueble, entonces al no volver a ser levantado, posiblemente se estaría dando un mensaje equivocado".
Vidangossy también reconoce que tragedias como la de Notre Dame o bien la destrucción del Museo Nacional de Brasil el año pasado, ponen en alerta permanente a los expertos, en la urgencia de revisar los protocolos de cuidado y el estado en que actualmente se mantienen los edificios con valor patrimonial.