Múltiples reacciones ha generado la aprobación en general de la Comisión de Trabajo de la Cámara al proyecto que rebaja la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales. La iniciativa fue presentada por la diputada Camila Vallejo y ha recibido desde apoyo irrestricto hasta advertencias sobre su inadmisibilidad, pues la temática estaría más allá de las atribuciones parlamentarias.
La discusión legislativa recién comienza y ya es claro que no tendrá un trámite sencillo. Sin embargo su puesta en la agenda permite revisar la realidad laboral que se vive en el país (que es el quinto de la OCDE con jornada laboral más extensa) y la que registra la región de Los Ríos, donde el promedio de horas efectivas trabajadas entre abril y junio fue de 38,8 semanales entre los hombres y 32,1 para las mujeres, de acuerdo al último informe de empleo del INE (Instituto Nacional de Estadísticas).
Abordar el tema también permite recorrer la evolución de las jornadas laborales en Chile, cuya última disminución legal se produjo en 2005, cuando comenzó a regir la actual de 45 horas, en reemplazo de la de 48 que se mantuvo vigente durante los 80 años previos. También apreciar que las realidades del trabajo cambian, que no son uniformes para todas las ocupaciones y que la rigidez al respecto puede ser perjudicial.
En este sentido es interesante revisar la declaración sobre el tema que emitió a Sociedad Nacional de Agricultura, SNA, que manifestó su inquietud por "una nueva iniciativa legislativa, pensada desde la ciudad y para a realidad urbana", que podría -a su juicio- subir los costos de producción, afectar la competitividad, precarizar el empleo y multiplicar la informalidad.
Ese análisis toca directamente a regiones como Los Ríos, que basan su economía en la producción agroalimentaria y forestal, áreas con tareas que ciertamente no obedecen a jornadas reducidas de gestión.
Así visto, sin dudas que hay mucho para reflexionar, incluyendo realidades locales, desafíos de la tecnología y el impacto de la migración.
No se trata, entonces, de una propuesta que pueda ser tomada a la ligera. Amerita discusión seria. Es de esperar que efectivamente la tenga.