El enemigo público número uno
Daniel
Navarrete
Edward Snowden es el más buscado. Y probablemente, el más odiado por el gobierno de los Estados Unidos. En 2013 este consultor técnico decidió dar un vuelco absoluto a su vida y revelar un oscuro secreto: El espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) a los ciudadanos de Norteamérica. Snowden trabajó para una empresa cuyos servicios prestados a la NSA le permitieron acceder a documentos clasificados y a pruebas irrefutables de que tanto las administraciones de George W. Bush y Barack Obama autorizaron escuchas telefónicas, intervenciones a cuentas de correos electrónicos y una vigilancia constante y aparentemente indiscriminada a ciudadanos comunes y corrientes. Parecía ser que la paranoia tras el 11-S incrementó los esfuerzos por buscar pistas de eventuales nuevos ataques terroristas a través de cualquier medio neceario. Sin embargo, para Snowden se trataba de una grave falta a la libertad individual.
Por eso optó por renunciar a su propia seguridad y desenmascarar un engaño de grandes proporciones. A poco más de un año de las publicaciones de prensa que dieron cuenta de las filtraciones, un libro reconstruye la historia y la muestra por dentro: "Snowden, sin un lugar donde esconderse" (Ediciones B). La obra de Glenn Greenwald, abogado y periodista, relata la vinculación del autor con temas vinculados a la defensa de las libertades civiles y la forma en que Snowden lo escogió como portador del mensaje.
El acto principal del relato, el encuentro entre el investigador y el consultor técnico, ocurre en un hotel de Hong Kong, hasta donde Greenwald y una documentalista se trasladan para compartir los secretos de Snowden. Fue el lugar desde donde se despacharon las notas de prensa a los principales diarios del mundo, comenzando por The Guardian, y desde donde se construyó el perfil de Edward Snowden que para aquel entonces tenía 29 años de edad. "No tengo intención de esconder quién soy porque sé que no he hecho nada malo", es una de las citas que se despacha Snowden entre las 352 páginas del libro y que hasta cierto punto sirve para situarlo junto Julian Assange, creador de Wikileaks y también en la lista de los más buscados.