Las ciudades de Nueva York y Washington esquivaron ayer lo peor de la tormenta de nieve que paralizó parte de la costa este de EE.UU., mientras que los estados del noreste del país y ciudades como Boston se vieron más afectadas por el temporal de nieve.
La costa este se había preparado para lo peor por una tormenta que, según las previsiones metereológicas, amenazaba con ser "histórica" y afectar hasta 60 millones de personas.
La emergencia, sin embargo, fue "menos destructiva" de lo previsto, según declaró el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, al anunciar una serie de medidas para volver a la normalidad. "Prefiero estar en la situación de que 'tuvimos suerte', que en otra en la que digamos que 'no tuvimos suerte y la gente muere'", manifestó.
Cuomo y el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, levantaron la prohibición de circulación en las carreteras del estado que habían impuesto el lunes para todos aquellos vehículos que no fueran de emergencia.
La tormenta afectó el funcionamiento de los aeropuertos de la costa este y más de siete mil vuelos fueron cancelados. Además, se registraron cortes de luz en varios estados.
Boston fue la ciudad de la costa este que se vio más afectada por la tormenta, donde se registraron 45 centímetros de nieve.
El sistema de metro, autobuses y trenes de Nueva York comenzó a circular poco a poco, mientras que las escuelas, bibliotecas y universidades cerraron ayer sus puertas por la nieve, aunque podrían abrir hoy.
Washington apareció cubierta con una ligera capa de nieve, algo habitual en esta época del año. Mientras las escuelas de esa ciudad abrieron dos horas más tarde de lo habitual, los niños de varios condados de Virginia y Maryland, los dos estados vecinos de la capital estadounidense, no tuvieron jornada de clases.
Los estados de Maine y New Hampshire declararon ayer estado de emergencia, mientras que el gobernador de Connecticut ordenó que se levantara la prohibición de circulación de vehículos en las carreteras del estado.