Con estadio y pista
Hace un par de semanas, la Municipalidad dio el visto bueno al acuerdo de protocolo que ordenará el trabajo para que Valdivia cuente con el Estadio Bicentenario que siempre debió tener y habilitar una nueva pista atlética con estándares de competencias profesionales.
El documento, que aún no ha sido firmado por las instituciones involucradas, será el resultado de un acuerdo público asumido el 2014 por la administración local, la Intendencia, el Instituto Nacional de Deportes, el Ministerio de Obras Públicas y el Ministerio de Vivienda.
Dicho protocolo distribuyó la responsabilidad de la tramitación de los dos principales proyectos que son materia del acuerdo: el Estadio, a cargo del Gobierno, y la Pista Atlética, a cargo del Municipio. Además, se instauró una mesa técnica con profesionales del municipio, el MOP, el MINVU y el IND.
Dicha mesa ha sesionado varias veces desde la primera reunión, con los lineamientos oficiales que se fijaron en octubre del 2014: el estadio se emplazará en el mismo Parque Municipal y la Pista Atlética, en terrenos aledaños al Car Náutico.
Como Municipalidad de Valdivia, hemos contratado una consultoría para desarrollar el perfil y los antecedentes del proyecto Pista Atlética, para que sea evaluado por el Ministerio de Desarrollo Social y postulado al Fondo Nacional de Desarrollo Regional.
Hace más de dos meses, se anunció mediáticamente que la Pista Atlética tendría un emplazamiento distinto, en colaboración con la Universidad Austral de Chile.
¡Qué bien por las alianzas con instituciones de prestigio! Lo malo es que, a casi tres meses de dicho anuncio, ni el municipio ni la mesa técnica intersectorial han sido informadas de modificaciones a la idea original, ni de cambios en la ubicación del proyecto. Los profesionales de los servicios siguen trabajando bajo los mismos lineamientos de octubre del 2014.
Tampoco sabemos en qué está el proyecto Estadio Regional. Es de esperar que no haya sufrido cambios que desconocemos y que su financiamiento sea ratificado por la Presidenta Michelle Bachelet, en su discurso del 21 de mayo.
Omar Sabat Guzmán
Columna