Caprichos de los niños al comer pueden ser señal de ansiedad
EE.UU. Investigadores sugieren que, en algunos casos, una alta selectividad de los alimentos que se ingiere puede ser indicio de problemas emocionales.
En algunos casos, los caprichos de los niños a la hora de comer pueden ser señal de problemas emocionales como ansiedad o depresión, según una nueva investigación estadounidense.
De acuerdo con científicos de la Universidad de Duke, los niños en edad preescolar que son extremadamente selectivos con lo que comen son más propensos a sufrir ansiedad o depresión. Sin embargo, los autores encontraron que estos casos correspondían apenas al 3% de los menores estudiados.
Los menos "mañosos" -denominados "selectivos moderados" en el estudio- correspondieron al 18% de los niños y fueron aquellos que ingerían una estrecha gama de alimentos, según consignó la revista Time.
Los pequeños que se encontraban en cualquiera de los niveles de selectividad eran casi dos veces más propensos a desarrollar síntomas de ansiedad dentro de dos años.
A diferencia de esos casos, los tipos de selectividad más comunes, entre ellos los niños que se niegan a comer verduras, son para los autores una "aversión normal" a ciertas comidas. Estos pequeños son también aquellos que con el tiempo aprenden a superar estos caprichos, sugirió la investigación.
La autora principal del informe y profesora asociada de Siquiatría de la Facultad de Medicina de Duke, Nancy Zucker, señaló que los niños pequeños con selectividad moderada, en general tienen más probabilidades de superar el problema a medida que maduran, en comparación con los menores con un rechazo más alto a la comida.
No obstante, la doctora advirtió que se requiere mayor investigación para confirmar esta tendencia.
Arthur Lavin, integrante de un comité sobre temas sicosociales de la Academia Americana de Pediatría y quien no participó en el estudio, destacó que esta investigación "nos ayuda a comprender que debemos estar preocupados". "Hay más en juego que simplemente no querer comer brócoli", sostuvo Lavin a Time.
El análisis
El estudio, publicado ayer en la revista especializada Pediatrics, analizó a unos 900 niños de entre dos y cinco años.
Los científicos entrevistaron a los padres en sus casas para evaluar los hábitos alimenticios de sus hijos y eventuales problemas de salud mental.
Dos años después se realizaron evaluaciones de seguimiento a casi 200 niños.
En comparación con los pequeños que no eran quisquillosos con la comida, la depresión y la ansiedad social fueron por lo menos dos veces más comunes en los niños con selectividad severa. Asimismo, en los niños moderadamente selectivos, problemas de comportamiento como déficit de atención fueron más comunes.
Un primer indicio
Los responsables del estudio indicaron que la alimentación selectiva grave es similar a una enfermedad llamada trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos y puede producirse en todas las edades. Algunos de los afectados son extremadamente sensibles a los sabores, los olores y las texturas de las comidas.
En opinión de Zucker, los caprichos severos a la hora de comer pueden ser un primer indicio para los padres de que el niño o la niña está experimentando ansiedad o depresión y que es posible que requiera ayuda de un especialista en salud mental.
Consejos para evitar la selectividad
La selectividad moderada es menos preocupante que la aversión alta a los alimentos, pero de todas formas puede significar un problema para los padres. Para evitarla, la investigadora de la Universidad de Duke Nancy Zucker sugiere a los padres introducir nuevos alimentos en horas aleatorias a lo largo del día. Según Benny Kerzner, gastroenterólogo del Children's National Medical Center de EE.UU., cerca de un 50% de los niños tiene dificultades para comer.