Entregan claves para reconocer la "violencia obstétrica"
embarazo. Abusar de la medicalización durante el parto o patologizarlo son formas de violencia que incluso generaron un proyecto de ley en la Cámara de Diputados.
Octavia Ihnen es matrona y es mamá. Ella además es la coordinadora de Relacahupan en Los Ríos, red Latinoamericana y del Caribe preocupada por la humanización del parto. Sabe que en ese instante la mujer se está sintiendo muy vulnerable, también que no todas las mujeres tienen buenos recuerdos de ese momento.
Asegura que el objetivo de hablar sobre violencia obstétrica no es enfrentar a los equipos médicos con las mujeres embarazadas, sino que informar para que el momento del parto se convierta en el proceso hermoso que ellas esperan. "Cuando tratas a una mujer de forma amorosa, con información, que sienta que es protagonista, las cosas fluyen, entienden que con cada contracción están más cerca de ver a su guagua", destacó.
La violencia obstétrica ocurre cuando quienes trabajan en el ámbito de la salud se "apropian" de los procesos reproductivos de la mujer a través de un trato jerárquico y poco humanizado, donde existe abuso de la medicalización o patologización de los procesos naturales.
Octavia Ihnen lo explica de la siguiente forma: "Tienes un embarazo sano, estás en tu trabajo de parto y llegas con cuatro centímetros de dilatación al centro asistencial donde te vas a atender. Estás feliz. Llegas y te dicen 'Ya señora, le vamos a poner oxitocina para acelerar el proceso'. Tu preguntas ¿Por qué? Y te responden que 'tienes tres contracciones en diez minutos y nosotros buscamos que sean cinco para que todo sea más rápido'. El problema es que cuando uno interviene un proceso natural se generan cascadas de consecuencias. Somos mamíferos, estamos diseñadas para gestar vida, parirla y alimentar a nuestras crías. Intervenir los procesos fisiológicos naturales cuando están alejados de una enfermedad es cambiar el camino para el cual se estaba diseñada. A veces ese camino cambia a un buen desenlace y otras veces a una paciente descontrolada, con mucho dolor o a un parto con fórceps".
Sin embargo, este tipo de intervenciones son bastante comunes. Un estudio realizado por investigadoras de la Universidad de Chile entre 2010 y 2011 mostró que un 92,7 por ciento de los partos estudiados (508) fue intervenido médicamente con el uso de oxitocina sintética, anestesia epidural y rotura artificial de membranas, lo que va en contra de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
¿Cómo reconocerla?
Octavia Ihnen contó que la violencia puede ser ejercida en el plano físico y en el psicológico. Físicamente, por ejemplo, cuando se practica una cesárea sin justificación médica. Más aún si se realiza sin un consentimiento informado.
"A veces hay mujeres que le temen al parto natural, pero hay que informarlas. Cuando responsablemente les cuentas que al someterse a una cesárea se hace más difícil la recuperación, que tienes riesgos de que la placenta no se inserte normalmente en un segundo embarazo, que tienes aumentado el riesgo de que se rompa el útero en el trabajo de parto de un segundo embarazo, cambian de idea. Si les cuentas de forma cariñosa, respetuosa y con cuidado, las personas prefieren el parto normal", dijo. "Pero si me enfrento a una mujer que tiene pánico, tengo que respetar su derecho a elegir. Es distinto cuando es la mujer la que desea algo una vez que tiene mucha información al respecto", agregó.
También se considera violencia al tacto vaginal ejecutado por más de una persona sin el consentimiento de la mujer. "Cuando una mujer va a ser examinada y se le dice en el mismo momento que un alumno también la va a examinar, la pones en un terreno incómodo. Tal vez si se le hubiese explicado antes, esa persona diría que no, pero cuando de ponen en un a situación de 'jaque mate' no le dejas alternativa", explicó.
Otra forma de violencia es practicar la episiotomía de rutina sin justificación. Un corte que se hace en la vagina para ampliarla y lograr que el bebé salga más rápido. "La OMS recomienda que no debiera practicarse más allá del 20 por ciento de las pacientes. Los países nórdicos tienen un 6 o 7 por ciento. En Latinoamérica tenemos un 80 por ciento. Esto debiera ser restrictivo, porque un corte que va de la vagina al glúteo o al ano es absolutamente incómodo, en una zona sumamente delicada. A veces existe falta de empatía, hacemos que los procesos sean excesivamente sistemáticos y no nos preguntamos ¿lo haría así con mi hija?" , dijo.
Practicar la maniobra de Kristeller también es considerada como violencia. Consiste en presionar el fondo del útero cuando la paciente puja para acelerar la expulsión. "Existe mayor riesgo de generar daño en el útero, en el periné. Si tengo un beatle -que podría ser el cuello del útero- y una sandía -que podría ser la guagua- y tratas de meter la sandía por el beatle, te das cuenta que está muy tenso. Si lo haces rápido, de forma brusca, el beatle se va a romper. Si lo haces poco a poco, los elásticos van a ceder y la probabilidad de desgarros será menor", ejemplificó.
También en esta categoría está incluido el uso de fórceps sin estricta necesidad o consentimiento, no colocar la cantidad de anestesia adecuada o el raspaje uterino sin anestesia, que no se le permita caminar o que te obliguen a parir en alguna posición.
violencia psicológica
En el momento de pujar, Octavia Ihnen destaca que se producen momentos de violencia. "A veces los profesionales de la salud pasamos por alto algunos juegos de palabras por el ritmo rápido del día, por la cantidad de pacientes que tenemos por matrona. A veces decimos "¡Ya señora, está completa, a parto!. Pasa la señora y ni siquiera le damos tiempo para que diga 'ahora quiero pujar'. Seguimos: 'Ya señora, viene la contracción: tome aire, guárdelo, puje, puje, largo, largo. Así no se hace, usted tiene que pujar con fuerza, porque su guagüita está con poco aire y tiene que salir'. Uno no lo hace con mala fe, pero no se da cuenta de que la persona que no está habituada está sometida a un estrés gigante, la haces sentir culpa. Pensará ¿qué daño le haré a mi guagua si no lo hago bien?", dijo.
También son violencia las burlas, los sobrenombres o las críticas cuando la mujer manifiesta dolor. "Se reprime a las pacientes diciéndoles "calladita, hay más pacientes aquí". Te hacen ser la paciente ideal y las mujeres creen que si no lo son, sus guaguas podrían sufrir las consecuencias.
En esta categoría además se incluye que la mujer no pueda estar con su guagua piel con piel o amamantarla cuando ambas están sanas y la negación de la información.
legislación
En este tema, Venezuela es un país pionero. En su "Ley orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia" -creada en 2007 y actualizada en 2014- existe un artículo dedicado en forma exclusiva a la violencia obstétrica. En él se sanciona con multas -que van entre los 4 y los 8 millones de pesos chilenos- prácticas como: obligar a la mujer a parir en posición supina y con las piernas levantadas, existiendo los medios necesarios para la realización del parto vertical; o alterar el proceso natural del parto de bajo riesgo mediante el uso de técnicas de aceleración, sin obtener el consentimiento voluntario, expreso e informado de la mujer. Venezuela fue el primer país en el mundo en reconocer la violencia obstétrica, la que también considera como un tipo de violencia de género. En Argentina y México también es reconocida.
En Chile, los derechos de las mujeres embarazadas están dispersos en distintos cuerpos normativos, aún no existe una legislación que los agrupe. Es por esto que las diputadas Marcela Hernando (PRSD) y Loreto Carvajal (PPD), presentaron un proyecto de ley para establecer los derechos de la mujer embarazada en relación con su atención antes, durante y después del parto. También modifica el Código Penal para sancionar la violencia obstétrica.
La médico cirujano y diputada por Antofagasta, Marcela Hernando, explicó que "luego de leer algunos reportajes comencé a trabajar en este tema desde el enfoque de la salud. Loreto también estaba trabajando en esto, pero desde lo legal. Terminamos fundiendo ambas iniciativas". Y agregó: "En materias de mujer y embarazo hay una serie de normas dispersas, pero ninguna de ellas incluye castigos ni qué se transforma en una transgresión, era necesario aclararlo".
El proyecto indica que son actos de violencia obstétrica no atender oportuna y eficazmente las emergencias gineco-obstétricas, alterar el proceso natural del parto cuando -de no ser necesario- se aplican técnicas de aceleración sin obtener el consentimiento voluntario e informado de la mujer; practicar el parto vía cesárea cuando existen condiciones para el parto natural, sin obtener el consentimiento de la mujer; obstaculizar el apego del recién nacido con su madre sin causa médica justificada y proferir insultos, malos tratos físicos y cualquier tipo de violencia psicológica desde el trabajo de parto hasta el postparto.
Actualmente esta moción parlamentaria se encuentra en la Comisión de Salud. "Como la comisión está tratando en este minuto los temas de interrupción voluntaria del embarazo no ha mirado este proyecto, por lo que tenemos que priorizarlo"
plan de parto
Para que la mujer se sienta protagonista de su parto, la matrona Octavia Ihnen recomienda crear un "plan de parto", el que puede ser elaborado con el consejo de la matrona o el gineco-obstetra. "Es muy sencillo. En él se manifiesta por escrito y en detalle cuáles son los deseos y expectativas que se tienen durante el momento del parto. Por ejemplo, manifestar que no me sugieran anestesia, sino que yo la solicite cuando sea necesario; que haya silencio; luz baja; música; estar acompañada de la pareja o dar la primera lactancia en la primera hora de vida", explicó.
En internet existen diferentes modelos de planes de parto, uno de los más completos se puede encontrar en el sitio web del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de España. "Ese plan de parto se adjunta en la ficha clínica. Lo que corresponde es que la mujer tenga derecho a opinar y a elegir, si no se hace se están vulnerando los derechos", dijo.
"Cuando tratas a una mujer de forma amorosa, con información, que sienta que es protagonista, las cosas fluyen, entienden que con cada contracción están más cerca de ver a su guagua".
Octavia Ihnen
Matrona
Quienes han sido víctimas de violencia obstétrica pueden realizar sus denuncias en los siguientes servicios:
Hospitales o clínicas donde fueron atendidas:
A través de la justicia:
"A veces los profesionales de la salud pasamos por alto algunos juegos de palabras por el ritmo rápido del día, por la cantidad de pacientes".
Octavia Ihnen Matrona
"La violencia obstétrica tiene que ver con una concepción machista de la sociedad, que controla muchas áreas, entre ellas la maternidad".
Paula Cárdenas Directora regional Sernam
Un tipo de violencia de género
En la oficina de Informaciones, Reclamos y Sugerencias (OIRS).
Superintendencia de Salud: A través de las oficinas o en el sitio web.
Por la Justicia Civil se pueden canalizar demandas, amparándose en la Ley de Derechos y Deberes del Paciente.
92 por ciento
de los procesos de parto en Chile son intervenidos, sin que exista una enfermedad, con el uso de oxitocina sintética o anestesia epidural.
80 por ciento
de los partos en Latinoamérca se llevan a cabo a través de la cesárea. La Organización Mundial de la Salud recomienda que solo sea el 20 por ciento.
2007 fue el año
en que en Venezuela fue creada la primera legislación que incluía el concepto de "violencia obstétrica" y sanciones para quienes la ejercen.