Claudia Muñoz David
El libro "Caperucita se come al lobo", de Pilar Quintana, había llegado a la biblioteca de la Escuela de Crucero casi un mes y medio antes de que el niño de 12 años que lo leyó le avisara al inspector general del establecimiento, Víctor Fritz, que le parecía extraño lo que decía.
Fritz relató cómo ocurrió todo: "Dentro de la biblioteca cada libro tiene su sector, definido según el tipo, el tema. Ese libro había llegado junto con los otros hacía un mes y medio y estaba sobre una mesa, ya que tenía que ser revisado y clasificado. La bibliotecaria es muy meticulosa en eso. Pero un día en el que la ella estaba con permiso, abrimos la biblioteca para que entraran los estudiantes. Uno de ellos vio el libro en el montoncito, le llamó la atención el título y lo leyó". Luego, las consultas sobre su origen comenzaron a aparecer.
Selección de títulos
¿Quién seleccionó que ese libro estuviera entre los 17 textos distribuidos por el Ministerio de Educación? Desde el Mineduc -además de retirar el libro de 283 establecimientos a lo largo de Chile- se instruyó un sumario para investigar quiénes componían el equipo que lo incluyó en el catálogo. La misma subsecretaria de Educación, Valentina Quiroga, declaró a La Segunda que el texto era inadecuado para el proceso educacional y que no fue visado por el comité editorial pedagógico del Mineduc, que se formó en junio de este año.
El director de la Editorial Cuneta, Galo Ghigliotto, -a la que pertenece el libro de Pilar Quintana- aseguró: "Todos los años la editorial participa en los concursos que abre el Estado para adquisición de libros, ya sea los fondos del Mineduc o del Consejo de la Cultura. En una de esas licitaciones se eligió este libro junto con otros de nuestro catálogo (...) En realidad no preguntamos cuál será el destino de los libros, imaginamos que quienes los compran saben para qué los van a usar".
Para el decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile y director de Ediciones Uach, Yanko González, los más importante es determinar el origen del equívoco, saber si es "un traspié en la distribución o un error en la comprensión lectora -o peor, ausencia de lectura- por parte de las autoridades y delegados competentes que adquirieron la obra para las bibliotecas escolares".
González destacó que sería "embarazoso" que el error estuviera en la comprensión, porque indicaría que "quienes tienen la responsabilidad del fomento de la lectura y la puesta en valor del libro, no estarían leyendo o lo harían como el 84% de la población chilena: leen y no entienden lo que leen. El temor es que los responsables ministeriales y sus mediadores se queden solo en los títulos". También dijo que otra posibilidad sería que la lectura hubiese sido tan sofisticada que "quisieron provocar moralmente a nuestros infantes, estimulando con ello una discusión ética, estética y educativa en la sociedad chilena".
Formar criterios
El doctor en didáctica de la lengua y literatura e investigador de la Uach, Felipe Munita, indicó que "al libro se le otorga una función educativa que no siempre se le pide a otros sistemas, como el cine o la televisión. En la historia de la lectura siempre ha habido polémicas sobre lo que es conveniente que los niños lean".
Destacó que en la lectura infantil y juvenil se han incorporado temas como la homosexualidad, la violencia. "La amplitud de temas siempre será interesante", agregó.
"En el contexto escolar me parece que es interesante que haya procesos de acompañamiento de las lecturas, es decir, más allá de prohibir o censurar un tema u otro, lo interesante es ver cómo vamos acompañando al lector para que se vayan formando criterios en relación a esos temas. Hacia allá sería ideal que avanzaran todas las bibliotecas escolares".
Las acciones tomadas en Río Bueno
Desde la Municipalidad de Río Bueno se informó que una vez conocida la noticia de la existencia del libro, el alcalde solicitó una reunión entre el director del establecimiento, el inspector general -quien informó sobre el texto- y profesionales del área psicosocial de la escuela. Juntos analizaron las posibles repercusiones que se tendrían en los alumnos. Desde el establecimiento indicaron que hasta ahora no han recibido denuncias de alumnos afectados por la lectura del texto.
"El temor es que los responsables ministeriales y sus mediadores se queden solo en los títulos".
Yanko González Director de Ediciones Uach
"En la historia de la literatura siempre ha habido polémicas sobre lo que conviene que los niños lean".
FelipeMunita Investigador Uach
"Retirar el libro da un mensaje equivocado"
La autora del libro, Pilar Quintana (43) , es clara: "Caperucita se come al lobo no es literatura infantil". Ella explica que lo escribió pensando en sus amigos, en gente de su edad. Sin embargo, que su texto estuviera en una biblioteca de colegio no lo considera una idea descabellada. "Me parece muy bien que esté en bibliotecas escolares, no para los niños menores, sino para los más grandes. Creo que los temas que aborda son importantes para abrir un debate y educar", explicó. Es por esto que no le pareció correcta la orden de retirar los ejemplares desde los establecimientos educacionales. "Creo que es totalmente contraproducente y da un mensaje equivocado. Prohibir el libro es casi lo mismo que prohibir los temas que aborda y, más bien, estos temas deberían tratarse con los niños de manera abierta y adecuada para su edad. Tal vez el que hubiera llegado a los niños debió aprovecharse para hablar con ellos, no para dar el mensaje de que el sexo es algo 'malo' que debe ser prohibido", destaca.