Los problemas de tránsito en las calles céntricas de Valdivia van en aumento. Con un alza sostenida del parque automotriz en la última década, un ordenamiento vial sin grandes variaciones y la ausencia de incentivos al transporte público u otras formas de movilización, es lógico que así suceda y que se multipliquen a futuro, si no se toman medidas al respecto.
La situación se hace más seria y apremiante con la cercanía del verano y la llegada de turistas, que suman exigencias de capacidad en las calles, tanto para el desplazamiento como para estacionar vehículos. Y la capital regional no tiene cómo responder.
Ante un escenario como éste, resulta muy positivo que las autoridades regionales, comunales y sectoriales manifiesten inquietud y que convoquen a diferentes actores para analizar los hechos y vean la forma de enfrentarlos. También es bueno que exista disponibilidad de recursos para realizar diagnósticos técnicos y voluntad para aplicar soluciones.
Sin embargo, con este tema existe un riesgo similar al que se detecta en otras áreas deficitarias de la región: los distintos grupos que trabajan frente a un problema o necesidad no conversan entre sí, desvalorizan lo que otros hicieron antes, gastan recursos en estudios similares, para llegar a conclusiones parecidas, pero finalmente no logran ponerse de acuerdo para actuar, ni pasan desde las palabras a los hechos.
Desde el año 1998 que existen análisis referente al tránsito valdiviano; desde principios del 2000 hay acuerdo sobre la necesidad de construir más puentes; charlas de expertos, seminarios, coloquios, planes maestros y conversatorios se han sucedido para llegar al mismo punto, y hoy, en noviembre de 2015, repetimos lo que ya sabemos, pero nuevamente a dos o tres voces, obviamente disonantes.
Múltiples publicaciones de prensa y documentos oficiales de años anteriores dan cuenta de proyectos avanzados y de posteriores oposiciones, para que no siguieran adelante.
Polémica ha habido mucha y la comunidad valdiviana ya ha esperado demasiado. Es necesario, entonces, que se sumen esfuerzos, dejando de lado intereses políticos básicos y se trabaje en forma coordinada.