DATOS
Emprendimiento Café Culto
Representante legal Pablo Rivera Obando
Ubicación y contacto Esmeralda 665 / Fono: 8771 3015
Emprendimiento Café Culto
Representante legal Pablo Rivera Obando
Ubicación y contacto Esmeralda 665 / Fono: 8771 3015
Directora Form. Gral. UST Valdivia
"Tener un plan" es la tercera de las fases que aborda el manual didáctico Eduprende, elaborado por la Universidad Santo Tomás de Valdivia y que se ejecuta gracias al Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) denominado "Red de educación para el emprendimiento de la Región de Los Ríos".
Esta tercera fase -ya anteriormente hemos explicado las otras dos-, a diferencia de las que la preceden, apunta a que la persona que desea emprender inicie un proceso de pensamiento más estratégico, y tal como su nombre lo indica planifique todo lo visualizado en las dos etapas previas.
En este punto, debemos comenzar a plantearnos objetivos y definir metas para alcanzar lo que hemos soñado.
Siendo ésta una fase intermedia para el desarrollo del espíritu emprendedor, marca un punto de inflexión, dado que estamos en presencia del pensamiento estratégico, el cual nos entrega una visión de conjunto que permitirá determinar las variables que serán claves en el éxito o fracaso de mis aspiraciones.
En esta etapa se propone definir las metas de futuro, estableciendo los recursos que poseo y la elaboración de un plan, sobre todo precisar cómo gestionar los recursos para lograr sus fines. Aquí es fundamental por lo tanto, organizarse en base a un cronograma, de forma que se pueda llevar un control sobre los progresos en relación al paso del tiempo, dando la opción a realizar cambios producto de las transformaciones que se dan en los entornos.
No obstante, para alcanzar este pensamiento estratégico se requiere tener la capacidad para poner en orden las ideas, planificar y establecer los plazos y procedimientos para llevarlos a cabo de manera efectiva y eficiente. Además, haber desarrollado hábitos que nos permitan sobreponernos a las dificultades que se nos presentan en el camino y así no perder nuestro norte.
Paola Aguilar
"La carta refleja parte de los viajes que realicé por distintos lugares", expresó Pablo Rivera. Afirmó que "consiste en sabores para paladares un poquito aventureros y aunque fue complicado sacar lo tradicional, porque la gente está acostumbrada a ello; pero nuestro sello es que queremos ser diferentes". Detalló que "hay sándwichs grandes y el pan es gourmet, pan ciabatta, que es un pan pequeño y nosotros lo ampliamos. Disponemos de las tablas y tenemos los desayunos, cuyos sabores son principalmente chilenos". Añadió que el menú del día siempre tiene una contraparte vegetariana, acompañado de ensalada y Salsa Culto.
"¡Felicitaciones! Cien por ciento recomendable su café. Exquisita comida, buena música, rica cerveza, preciosa decoración y excelente atención", afirma Carolita Carrasco. "Fui con un amigo y le improvisaron un sándwich vegetariano que además de rico, es bien original. ¡Muy agradable y cálida la atención, así que definitivamente vuelvo!", cuenta Catalina Reyes. Y Felipe Valencia afirma: "¡100% recomendable! Sabores ricos y un grato ambiente para hacer música con los amigos".
Éstos son algunos de los comentarios que clientes han estampado en la fan page de Café Culto, una alternativa gastronómica "donde se conjugan la cultura, sincera hospitalidad en torno al aroma de un excelente café y música en vivo", al decir de sus propietarios.
Se trata de una sociedad de responsabilidad limitada en la que participan el matrimonio formado por Luis Rivera y Rebeca Obando y sus hijos Brenda, Priscila y Pablo. Este último es el representante legal y la cara visible de la iniciativa, quien se formó como teólogo en el Seminario Teológico Bautista de Santiago y en la Bibelschule de Fritzlar (estado federal de Hessen, Alemania), y es también psicopedagogo por Inacap.
Lo primero que llama la atención es el nombre del café: ¿Por qué llamarlo Café Culto? "La cultura y el culto son palabras que vienen del latín, que significan cultivo de la tierra y en una traducción más dinámica, cultivo de la vida en general. Las artes, la gastronomía y el lenguaje son manifestaciones del cultivo de la vida, siempre en relación con el otro. Y desde mi tradición y formación cristiana, me encontraba con que los cultos litúrgicos no cultivaban el encuentro; uno era, más bien, partícipe de un evento de manera observacional. Entonces, surgió en mí la idea del encuentro, de verse las caras frente a frente, uniendo la cultura, el culto en mi comprensión ideal y la idea que yo tenía de instalar un café. Así podía yo crear un ambiente propicio para un encuentro edificante ocupando un lenguaje cristiano de bendición", explica Pablo Rivera.
Materializar esta iniciativa le tomó diez años. "Aunque tenía la idea, no tenía las lucas. Un buen amigo mío, Henry Manríquez, que se dedica a la consultoría, me dijo un día: 'Pablo, juntémonos y hablemos de tu café'. Nos juntamos y me preguntó si tenía algo proyectado; le entregué mi proyecto escrito, que incluía un estudio de mercado, proyecciones de venta y cotizaciones. Él revisó todo, nos reunimos otro día y me dijo: 'Aparte de que me encanta la idea, este proyecto no tiene por dónde ser un fracaso; tienes que hacerlo'. Esto fue en mayo de este año", detalla.
Recuerda que sus padres conocían la propuesta, pero no se habían involucrado en ella. "Pero cuando supieron que Henry opinó así de mi proyecto, pensaron: '¿Y por qué no invertimos en el café?'. De manera que se acercaron a mí y me preguntaron: '¿Cuánto necesitas?'. Y finalmente me decidí a sacar adelante el café: actualicé la información que tenía en el proyecto, me paseé por todos los locales de Valdivia viendo precios", precisa.
Pablo Rivera admite que estuvo a punto de instalar su café en Osorno o en Temuco, "porque los arriendos en Valdivia son extremadamente caros. Me fijé en éste de calle Esmeralda y me cautivó el hecho de que es un barrio con mucha onda bohemia y cercano al centro, y lo tomé".
Algo que también concita la atención de los clientes es la propia disposición de los elementos en el espacio. "Lo ambienté de forma que haya rincones relacionados con los conceptos de cultura y culto: un rincón para las artes gráficas, otro para las artes musicales, un tercero para las artes culinarias (donde está la cocina) y dos para la lectura: y para ello, recuperé un viejo y hermoso armario y también cajas de tomates que se pintaron y se instalaron en las paredes. Todo ello da un aire muy especial al café", puntualiza.