Un sueño hecho realidad
CAMBIOS. Dejar la isla implicó que los alumnos se volvieran profesores de las nuevas generaciones de niños y jóvenes músicos.
Director
Campamento
Musical
El Campamento Musical Marqués de Mancera es una institución. Un hito indispensable al momento de repasar la historia cultural de la Universidad Austral de Chile y de Valdivia en las últimas dos décadas. Tal vez ninguno de los que alguna vez nos involucramos en lo que parecía una idea casi irrealizable, nos imaginamos que muchos años más tarde, seguiríamos con la responsabilidad de mantener a flote una actividad fundamental en el sur del país.
En una isla con condiciones precarias fuimos capaces de encontrar los elementos necesarios para encantar a niños y jóvenes con el espíritu de la música. El esfuerzo de un grupo de padres comprometidos con abrir nuevos caminos para sus hijos, fue gravitante. El amor, el cariño y la creatividad nos permitió estar durante siete años en Mancera, un hogar que hicimos nuestro dejando una huella imborrable.
Al principio combatimos la falta de recursos, con la convicción de construir las bases para un futuro lleno de mejores opciones de desarrollo en el arte. Y así crecimos casi sin darnos cuenta, debiendo cambiar del imponente escenario natural del inicio, llegando más cerca de Valdivia. Fue entonces que encontramos en Niebla una mística diferente. Un lugar de encuentro que nos obligó a replantear las metas de un Campamento rumbo a la consolidación. Al celebrar más de dos décadas de música en la costa seguimos adelante con una misión fundamental: contribuir a la formación de personas integrales, capaces de trabajar en equipo, de ser parte de un propósito mayor y que desde el sur fortalecen sus identidades en un área que decidieron hacerla parte de sus historias personales.
Nuestra tarea también es resguardar el espíritu de quienes iniciaron el movimiento de orquestas en Latinoamérica y en Chile. Fueron visionarios con la sensibilidad necesaria para instalar a la música, más que como una obligación, en una necesidad para la formación espiritual e integración social de las nuevas generaciones.
De Mancera a Niebla: los cambios del Campamento en sus 22 años de historia
Ensayar bajo la luz de las velas o tener que bañarse en una vertiente. Estos son dos de los recuerdos que aún mantienen aquellos que fueron parte del primer Campamento Musical, aquel que fue en la Isla de Mancera y que estuvo marcado por la precariedad de recursos y la sobra de entusiasmo. A principios de la década de 1990 el ingeniero civil y doctor en economía Teodoro Kausel, llegó desde Alemania junto a su familia y con la idea de replicar en la zona la metodología de camping musical que había visto en Europa. La iniciativa fue propuesta al docente Pablo Matamala que junto a sus colegas del Conservatorio de Música de la Uach, Héctor Escobar y Osvaldo Urrutia, puso en marcha un método de trabajo basado en propiciar el encanto de los niños con la música en un entorno natural de aislamiento absoluto. En ese momento se estaba creando una orquesta infantil en el Conservatorio y otra en la escuela Alonso de Ercilla, desde las cuales fueron elegidos los primeros participantes del Campamento. "Era vivir en las condiciones impuestas por la isla y además, tocar música. También fue la primera vez que tuvimos contacto con músicos de otras ciudades ya que en esos años no estaba tan desarrollado el tema de las orquestas en Chile", dice el violinista Christian Kausel. Es hijo de Teodoro y junto a su hermana Leonie, integró la primera generación de nuevos talentos salidos de la isla.
La contrabajista Verónica Solis también fue parte del grupo y destaca el compromiso de los padres y profesores y lo pintoresco que fue haber comenzado todo sin casi ninguna comodidad. "Estábamos incomunicados y lejos de casa, pero era algo que nos ayudó mucho a verdaderamente concentrarnos en la música", dice. Y agrega: "Hoy los niños se quejan por otras cosas, como por ejemplo que no les gustan las comidas, pero saben que este campamento es así y terminan por acostumbrarse a estudiar y tocar en estas condiciones, que son mucho mejores que las que tuvimos nosotros al comienzo".
Evolución
De ser alumnos, Kausel y Solis se transformaron en profesores de las nuevas generaciones. "Tengo un gran compromiso con todo esto. Cada inicio de año programo mis vacaciones según lo que ocurre acá, ya que siempre me interesa estar disponible para hacer clases", explica Solis (directora de la Orquesta de Futrono), que además decidió plasmar su afecto por la iniciativa elaborándose polerones estampados con el afiche de la primera versión de la jornada caracterizada con el rostro sonriente de un niño, una isla, notas musicales y ruinas de fortificaciones españolas.
La transición de Christian Kausel fue justo en el año en que el Campamento pasó de la isla a Niebla el 2003. "Creció mucho, llegaron muchos más niños y como ya estábamos más grandes, pasamos casi todos a ser profesores. El cambio fue natural. Usamos la experiencia de haber tenido clases, para hacer clases. Lo más novedoso de aquel entonces fue trabajar con los músicos en grupo(...) acá es importante que los niños sientan pasión por lo que hacen y que además aprovechen la oportunidad de vivir nuevas experiencias. Desde el punto de vista técnico siempre ayuda mucho plantearles inquietudes para que busquen sus propios caminos", explica el violinista que actualmente reside en Viena.
Al ritmo del trombón
La historia musical de Jonathan Vallette también está íntimamente relacionada con el Campamento. Participa desde el 2005, cuando se incorporaron por primera vez los bronces, y actualmente es profesor de trombón y ayudante del director Cristian Muñoz. "Veníamos de un mundo muy distinto, de trabajar en bandas y acá supimos de una forma de instrucción basado en una alta exigencia. La camaradería y la integración también son fundamentales. Somos un gran grupo donde todos tiene su espacio", dice.
"Estábamos incomunicados y lejos de casa, pero era algo que nos ayudó mucho a verdaderamente concentrarnos en la música".
Verónica Solís, Instructora contrabajo
Programa
Hoy -12:00 horas: Cuarteto Trombones del Sur. Dirige Jonathan Vallette. Plaza de la República.
-12:30 horas: concierto de Laúd Barroco con Wladimir Carrasco. Capilla de Niebla.
-12:30 horas: recital de Facundo Quense (flauta traversa) y Gonzalo Ortíz (marimba). Casa Prochelle Uno, Isla Teja.
-19:00 horas: recital de violoncello con Guillermo Cerviño. Parque Urbano El Bosque.
-19:30 horas: recital de guitarra del dúo mexicano de Sergio Medina y Hugo Gracian. Casa Prochelle Uno, Isla Teja.
-20:00 horas: recital de Facundo Quense (flauta traversa) y Gonzalo Ortíz (marimba). Gimnasio Municipal de Niebla.
-20:00 horas: recital de música de cámara. Quinteto con piano. Teatro municipal Lord Cochrane.
Tres nuevos talentos de la música de cámara desde el Conservatorio Uach
El Centro Cultural El Austral es otros de los escenarios escogidos para el 22° Campamento. Y principalmente para la música de cámara con grupos creados por alumnos del Conservatorio Uach, como por ejemplo el que integran Rodrigo Cárcamo (piano), Diego Coronado (violoncello) y Rodrigo Cárcamo (piano). Los tres son parte de la cátedra de música de cámara que dicta Eva Muñoz y tocan juntos desde marzo de 2015 con repertorios de obras de Ludwig van Beethoven y Joseph Haydn, principalmente. "Aunque hemos trabajado en base a música que nos fascina, nos llevó mucho tiempo llegar a tocar juntos de buena manera. Ha sido una búsqueda individual constante de las formas de seguir encajando de mejor forma", dice el violinista Rodrigo Cárcamo, discípulo de Dmitri Kolbassenkov en el Conservatorio. Y agrega: "Aunque siempre se puede más, creo que estamos funcionando bien desde el punto de vista técnico". A punto de cumplir sus primer año como trío, los músicos anunciaron una pronta capacitación en Coyhaique, donde participarán en un curso internacional; y conciertos en el XIX Encuentro de Música Contemporánea que organiza el Conservatorio y en el que participarán con una pieza escrita por el pianista Rodrigo Cárcamo. Por ahora adelanta que se trata de una obra inspirada en la música europea y que será la primera vez que muestra una de sus composiciones en vivo. +
40 niños participaron en la primera versión del Campamento. Las actividades partieron en la Isla de Mancera al alero del Conservatorio de Música de la Uach.
7 conciertos con entrada liberada se realizarán hoy. Destaca la incorporación de la Casa Prochelle Uno en la Isla Teja como uno de los nuevos escenarios para la música de la jornada.
2003 es el año en que por primera vez el concierto inaugural del Campamento fue en Niebla. Ese hito marcó el traslado definitivo hacia las nuevas dependencias en la costa.
Pablo
Matamala