Un hermoso llamado a la unidad y al respeto mutuo formuló el obispo de Valdivia, Ignacio Ducasse, en su homilía por la celebración de los 464 años de Valdivia. Habló de colaboración, tolerancia y amor por esta bella tierra en la cual coinciden tantas personas. Y aconsejó a las autoridades locales trabajar todas juntas por el desarrollo futuro de nuestra zona.
Recordó que en el pasado se construyeron torreones, fuertes y murallas para protegerse y dar peleas; pero enfatizó que hoy esas estrategias bélicas no sirven y que es preciso construir otro tipo de fortalezas para hacerse fuertes en el espacio propio y subsistir: la unidad y la aceptación del otro, más allá de las legítimas diferencias que cada uno pueda tener.
Las palabras del obispo son estrictamente pastorales. Tienen que ver con el contexto general en el cual se desarrolla la zona, siguen los lineamientos de la iglesia católica en el Año de la Misericordia. Sin embargo ayer, ellas alcanzaron una dimensión particular, al notarse cierta distancia entre quienes comparten responsabilidades oficiales.
Se trataba de un acto clave para la capital de Los Ríos. Sin embargo, hubo escasa presencia de personeros públicos regionales. Muchos de ellos se restaron de una fiesta ciudadana, en la que sí hubo amplia presencia y participación de dirigentes vecinales y representantes de todas las demás instituciones que forman parte de la vida diaria de una ciudad.
Quizás solamente se trató de una triste coincidencia, explicable por la fecha y las vacaciones veraniegas masivas. Si fuera otra la causa, resultaría lamentable.
De todas maneras, las palabras escuchadas en la Catedral ayer, bien merecen una reflexión más profunda, sobre todo porque era una celebración llena de significado, con premiaciones especiales a personas de diferentes ideas y quehaceres que han marcado la trayectoria cultural, social, deportiva, económica y comunitaria en Valdivia y la región de Los Ríos.
Aplaudirlos a ellos y festejar la historia centenaria de Santa María la Blanca, fue una buena oportunidad de mostrar la cultura cívica que ha caracterizado a la gente valdiviana, desde siempre.