Una buena noticia se conoció esta semana, para las familias de niños que padecen cáncer y que han debido trasladarse desde la región de Magallanes hasta Valdivia, para que los pequeños pacientes reciban tratamientos médicos, porque en su zona no hay un médico oncólogo que pueda tratarlos.
La información positiva es que fue contratada una especialista mexicana, quien se instalará en Punta Arenas en mayo próximo y cubrirá la plaza dejada por su colega chileno, quien renunció en enero pasado a su cargo en la región.
Ese cupo no había podido ser llenado, porque en el país existe un déficit de interesados en trabajar en la salud pública y los pacientes fueron derivados al Hospital Base de Los Ríos o a Santiago.
Quienes llegaron a nuestra región se encontraban con muy poca ayuda. Incluso realizaron una manifestación pública para dar a conocer la precariedad de su situación, generada por el traslado obligatorio, el abandono de sus puestos de trabajo, la falta de redes a nivel local, entre otros problemas.
Desde el próximo mes algunos de ellos (seis de un total de 30 niños enfermos) podrán ser tratados por la doctora Wendy Medina, quien actualmente trabaja para el Instituto Mexicano de Seguro Social y que, según publicaciones de prensa recientes, ya se encuentra preparando su viaje e instalación en Punta Arenas.
El caso podría tener una buena evolución en general, pero es preciso que después de él no se olviden los esfuerzos y preocupaciones por formar una mayor cantidad de profesionales del área en Chile. Según planes del Minsal, en 2018 debiera haber más de 4 mil nuevos especialistas y mil 400 médicos generales sumándose al sistema de salud pública. Es una buena cifra. Lo importante es que ella se mantenga y multiplique, permitiendo buenas condiciones de trabajo en cuanto a remuneraciones y medios para desempeño diario, en todas las regiones.
Lamentablemente, en la actualidad no es así y la atención de salud, como muchas otras áreas, sufre las consecuencias de la centralización de recursos.