Dicotomía reduccionista
En el Diario El Mercurio del 28 de agosto, página C7, el Consejo Académico de la Universidad de Santiago, nos da a conocer algunas ideas frente al proyecto de ley de educación superior en discusión en el Congreso.
Algunas de ellas parecen ser producto de frustrados intentos de profundidad y originalidad. Nos plantean como objetivo un sistema de educación superior de calidad, inclusión, capaz de superar la pobreza y de alcanzar el desarrollo económico, cultural y social del país. Supongo que quienes están interesados en este problema se habrán apresurado en tomar debida nota de estos iluminadores aportes.
Luego un planteamiento reduccionista: la educación superior en Chile está dividida en dos subsistemas: las universidades públicas estatales, por una parte, y las universidades privadas, por otra.
Con una superficialidad difícil de aceptar racionalmente, la historia de la educación superior chilena se reduce a una, y solo una, condición: iniciativas del estado e iniciativa privadas.
Las primeras con una diversidad manifiesta entre las que iniciaron su quehacer en el siglo XIX y las "estatales derivadas" conformadas durante la dictadura en la segunda parte del siglo XX. Igual diversidad existe entre las privadas que conforman el otro subsistema identificado por el Consejo Académico de la USACh. Entre ellas se encuentran las constituidas por la Iglesia Católica, dos de ellas pontificias y otras "derivadas de la PUC", las constituidas en el marco de la legislación de 1981 y aquellas conformadas por la filantropía y movilización de la sociedad civil en Valparaíso, Concepción y Valdivia.
La superficialidad del análisis que nos proponen los consejero de la USACh se aprecia en su propia definición institucional en la que se lee: "Somos una de las 8 universidades chilenas que pueden calificarse como completas y complejas".
Desde luego, y haciendo honor a su nombre, el acuerdo del Consejo de la Universidad de Santiago no se refiere en absoluto a la dimensión territorial del sistema de educación superior. Al respecto baste señalar que el desarrollo del país requiere de su descentralización y desarrollo de las regiones, para lo cual el aporte de las universidades regionales es fundamental.
La superficialidad del acuerdo que comentamos no merecería mayor análisis, si no comprendiera la esperable solicitud de aporte basal y apoyo presupuestario para las universidades del Estado. No es aceptable que la clásica e insuficiente distinción entre lo estatal y lo privado, que desconoce junto a los factores territoriales la importancia de la sociedad civil, transforme la necesaria variación de la normativa de educación superior del país, en un ejercicio dogmático y reduccionista.
Carlos Amtmann M. Profesor Emérito, UACh
Fiestas Patrias
Ante las proximidades de las fiestas patrias y en mi calidad de vecino del Parque Saval, quiero llamar la atención respecto de los graves trastornos que se generan -año a año- en dicho recinto y que redunda en inconvenientes tanto para los participantes del evento, como para los vecinos del recinto, usuarios del puente Pedro de Valdivia, y otros habitantes de la ciudad.
Espero que este año las condiciones de las fiestas sean las adecuadas para todos, con instalaciones acordes al evento, con regulación apropiada del tránsito vehicular, con una hora adecuada de término, que el nivel de ruido se ajuste a la normativa vigente, que se fiscalice adecuadamente los diversos eventos realizados; en fin, que todos podamos celebrar y no lamentar interminables tacos, peleas, basura y desorden, como el triste epilogo de una mala fiesta.
Mauricio Flores Rocco
Importancia de comunidades
La exitosa licitación eléctrica chilena abre renovados horizontes para los próximos años en materia de inversión.
Una arista esencial en este asunto, es generar una integración real con las comunidades donde se emplazarán las obras, de tal manera de hacerlas parte del proyecto.
Por razones obvias, lo estrictamente técnico debe quedar en manos de la ingeniería, pero hay una infinidad de temas que pueden abordarse en conjunto con los vecinos, que son los que más saben de su territorio.
Junto a ello, es fundamental que los titulares de proyectos realicen un diagnóstico del entorno, detectando motivaciones y conflictos de los grupos sociales que serán afectados, realizando estudios antropológicos y analizando en conjunto el diseño del proyecto.
Ello, unido a una lógica que explore consensos en torno al tipo de desarrollo al que aspiran las comunidades, además de incorporarlos como parte del proceso productivo, resulta primordial para reducir los tiempos de tramitación y por lo tanto, adelantar la inversión.
En ese sentido, si el objetivo es potenciar proyectos que sigan impulsando el progreso económico y social de Chile, es muy importante que los distintos sectores productivos tengan un diálogo permanente y sensato con los grupos que habitan estas zonas, en una relación de respeto mutuo y buena fe, que reconozca los intereses y derechos del otro.
Freddy Merino Experto en evaluación ambiental