Donald Trump hizo ayer su hasta ahora más directa intervención en política exterior al afirmar, por un lado, que planea trasladar la embajada de Estados Unidos en Israel desde Tel Aviv a Jerusalén y, por otro, al presionar a Barack Obama a vetar una resolución contra los asentamientos israelíes.
Israel considera a Jerusalén, junto a otros territorios que capturó en la guerra de 1967 y que antes pertenecían a Jordania, como su capital indivisible. Los palestinos, por su lado, ven a esta ciudad sagrada como la futura capital de su Estado independiente.
El proyecto de resolución iba a ser votado ayer en el Consejo de Seguridad de la ONU, pero Egipto pidió posponer la sesión a última hora, para continuar con las conversaciones, en vista de las fuertes presiones de Israel y el proximo jefe de la Casa Blanca.
Política bipartidista
La intención de Trump de trasladar la sede diplomática de EE.UU. en Israel a Jerusalén es una medida que se opone a una política bipartidista que viene desde hace muchos años y que podría producir cólera en el mundo árabe y musulmán, según analizó ayer el diario estadounidense The New York Times.
La decisión ha sido prometida tanto por el mismo Mandatario electo como por su embajador designado, David Friedman, quien anteriormente ha defendido los asentamientos israelíes en Cisjordania y ha cuestionado una solución basada en la existencia de dos Estados al conflicto. Con el cambio de lugar de la sede diplomática, Trump rompería con la postura de la mayoría del mundo, que no reconoce Jerusalén como capital del Estado israelí a la espera de que israelíes y palestinos resuelvan sus reclamos históricos en torno a ella.
Trump le exigió ayer al Presidente Obama que vete la resolución preparada por Egipto, en la que se le pide a Israel el cese de su política de asentamientos e insiste en que la solución al conflicto de Medio Oriente pasa por la creación de un Estado palestino.
"Como EE.UU. mantiene, desde hace tiempo, una paz entre israelíes y palestinos, debería venir (la paz) sólo a través de negociaciones directas entre las partes y no por la imposición de los términos de la ONU", afirmó el Presidente electo.
"Esto pone a Israel en una pobre posición negociadora y es extremadamente injusto para todos los israelíes", agregó Trump.
El borrador que se iba a votar ayer dice que las colonias "constituyen una flagrante violación de la ley internacional y un gran obstáculo para conseguir una solución de dos estados, así como una paz, justa, duradera y completa".
La iniciativa llega a menos de un mes del fin de la Presidencia de Obama, que defiende esa vía para poner fin al conflicto y que ha criticado abiertamente las políticas israelíes en materia de asentamientos.
Intentos previos
Tradicionalmente EE.UU. ha protegido a Israel de condenas en el Consejo de Seguridad y en 2011 la Administración de Obama vetó una resolución parecida a esta.
Sin embargo, en los círculos diplomáticos se espera desde hace meses que el Mandatario haga algún gesto sobre Medio Oriente antes de dejar el cargo. El silencio estadounidense sobre la iniciativa árabe no ha hecho más que alimentar las expectativas.
la Administración de Obama vetó una resolución que condenaba los asentamientos en Cisjordania. 2011
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