Alemania sobre todos
Hace una semana estábamos viviendo la pena de perder la final de Copa Confederaciones ante un equipo alemán que periodistas e hinchas se cansaron de minimizar llamándolo "B", porque no incluía a sus titulares experimentados, sino que a jóvenes emergentes. Incluso sabiendo que algunos ya son titulares en equipos de categoría mundial.
Y eso los dejaba tranquilos, como si se pudiera también evadir que eran alemanes, sabiendo que tan sólo ese "detalle" significa preparación, trabajo, organización, disciplina y excelencia.
Por muy joven que fuera la nómina de Joachim Löw, para mí estaba claro que no los citaba porque ninguneara la Copa Confederaciones, sino porque la Mannschaft está pasando por un momento de transición en la que ya ha perdido, por retiro del fútbol o de la selección, a tres pilares de Brasil 2014: Miroslav Klose, Philipp Lahm y Bastian Schweinsteiger.
Mario Götze acaba de volver al fútbol luego de pasar casi todo el año en tratamiento por un desorden metabólico y nadie sabe si el problema o su antiguo nivel volverán. Además, con varias otras de sus estrellas ya acercándose a los 30 años, era obvio que la federación alemana de fútbol (DFB) y el cuerpo técnico liderado por Löw tendrían un plan para evitar el declive. Por eso, la elección de un escuadrón joven no estuvo hecha pensando en lo inmediato, sino como parte del proceso de renovación que se verá en la defensa del título en Rusia 2018.
Este éxito actual no es casual ni azaroso. Mucho menos repentino. Los alemanes pasaron casi 15 años siendo segundos y terceros de casi todas las competencias que jugaron, incluyendo su propio Mundial en 2006. Pero al final, el dolor y los años de espera pagaron su recompensa. En todo ese tiempo aplicaron de forma metódica el sistema del holandés Wiel Coerver, para trabajar en la búsqueda y formación de talentos. La DFB armó toda una estructura en alianza con los clubes, preocupándose de desarrollar en habilidad y táctica a los jugadores necesarios para cada puesto.
Hasta que los frutos llegaron. En sólo tres años, desde 2014, Alemania fue campeón del mundo, campeón europeo Sub-21 y campeón de Copa Confederaciones, dispuestos a mostrarle al mundo que la famosa maldición de ganar este último trofeo es sólo una estadística que siempre se puede romper. Porque los alemanes no dependen de "generaciones doradas" que aparecen por azar y se esfuman por lo mismo. Ellos las crean.
Cecilia Lagos
"Este éxito actual (de Alemania) no es casual ni azaroso. Mucho menos repentino. Los alemanes pasaron casi 15 años siendo segundos y terceros de casi todas las competencias que jugaron, incluyendo su propio Mundial en 2006"."
*Cecilia Lagos es periodista deportiva. Ha colaborado con medios como ESPN y el Daily Mirror y fue rostro de esa área en TVN.