Mejores políticas públicas
Uno de los principales desafíos que tiene la Sofofa y todos los gremios empresariales, es el de ser actores proactivos en el debate de políticas públicas para Chile. Si los empresarios somos buenos cambiando, innovando y evolucionando, también debemos hacer lo mismo con las políticas públicas que requiere el Chile del siglo 21. Por supuesto, este desafío debemos asumirlo, además, con altura de miras, evitando caer en discusiones excesivamente ideologizadas o presentando posturas como verdades absolutas.
En este sentido, durante las últimas semanas vimos cómo algunos "mitos" presentados en el diseño y la implementación de importantes políticas públicas del país fueron derribados. El primer mito fue derribado por el director del SII, quien nos informó que durante la operación Renta 2017, el aporte de las empresas registró una baja respecto al año anterior (-0,8%), en parte importante por el menor crecimiento, a pesar de que la tasa de impuesto a las empresas subió (se aumentó la tasa de primera categoría de 22,5% a 24%). A su vez, también, el mismo Ministro de Hacienda reconoció que fue un error haber sostenido que la reforma tributaria no tendría impacto o era inocua respecto al crecimiento. El segundo mito fue derribado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) afirmando, que en Chile la desigualdad de ingresos se ha reducido en las última dos décadas, de acuerdo a los principales indicadores que se utilizan para medirla, y que la principal razón de ello era el alto crecimiento económico. Es decir, la desigualdad en Chile no se ha mantenido inalterada a pesar del crecimiento, como se afirmaba. El tercer mito derribado fue que el crecimiento y el gasto público focalizado no eran políticas públicas adecuadas para reducir la desigualdad. El mismo PNUD nos dice, en su informe, que las principales fuerzas detrás de la menor desigualdad han sido la disminución de las brechas salariales generadas por el crecimiento y las transferencias del Estado focalizadas en los más vulnerables.
Por eso es importante que en el ciclo político que se inicia, el foco sea la productividad y el crecimiento. Desde Sofofa en conjunto con la Cámara de Comercio e Industrial de Valdivia, invitamos a todos los actores de la región de Los Ríos a participar de la generación de buenas políticas públicas, realizando propuestas modernizadoras, evitando las "verdades absolutas" y derribando mitos, para de esta forma enriquecer el debate y mejorar la calidad de las políticas públicas.
Bernardo Larraín Matte Presidente Sofofa
Paros del sector público
La pregunta que no se les ha hecho a los candidatos a la Presidencia de la República,es el ¿cómo pretenden terminar con los endémicos paros y huelgas ilegales del sector público,que suelen tener un alto costo social y económico para el país y que además, perjudican severamente a todos o gran parte de los chilenos?
Hasta hoy se ha violado reiterada y flagrantemente la Constitución al ejercer las instituciones públicas la negociación colectiva y esto, sin que ningún Presidente haya hecho nada por impedirlo, teniendo las herramientas legales para tal efecto. Todo lo contrario, han sido cómplices de este delito y además, con el Parlamento, que es su fiscalizador.
Esta realidad ha permitido la negociación ramal (el reajuste anual del sector público), a cambio de nada o sin ninguna relación con la productividad.
Que a la fecha,ningún candidato a la Presidencia haya tocado este tema tan vital para la nación,ni siquiera tangencialmente, es preocupante.
Dr.Jaime Manuel Ojeda Torrent 1jaimeojeda@gmail.com
Invertir con sentido
Sin duda, uno de los principales desafíos que enfrentan las organizaciones sociales es el de la sustentabilidad. Muchas de ellas terminan inexorablemente transformadas en contratistas del Estado, viviendo en dinámicas de muy corto plazo mediante financiamiento por proyectos y basados en términos de referencias que limitan su potencial a la hora de evidenciar resultados. Esta precariedad hace necesario impulsar iniciativas de financiamiento alternativo, más allá de las estrictamente filantrópicas, que aunque en un importante crecimiento no cubren las demandas de recursos de más de 200 mil organizaciones sociales en nuestro país.
En este sentido cobra relevancia el estudio dado a conocer hace algunos días por parte del Centro de Filantropía e Inversiones sociales de la UAI, que aporta una mirada novedosa sobre el emergente mercado de las Inversiones de Impacto.
En 2011, Porter y Kramer instalaron el concepto de Valor Compartido, que apunta a crear valor no sólo para los accionistas sino también para los proveedores, trabajadores, comunidad y todo aquel que se sienta parte de su ecosistema.
Hoy, la política pública debe buscar mecanismos que desarrollen este modelo, como por ejemplo disponer de los recursos de acreencias no reclamadas para la creación de un fondo de doble impacto social o potenciar otros mecanismos de mercado, lo relevante es saber entender que hay una oportunidad y capacidad de innovar en emprendimientos sociales contribuyendo al bienestar de todos pero en especial de quienes más lo necesitan.
Marcelo Sánchez Fundación San Carlos de Maipo