Tiene 13 años de edad, luce una estatura de 1.72 metros, está finalizando el ciclo de enseñanza básica en el Instituto Alemán Carlos Anwandter de Valdivia, y en el deporte es una de las bogadoras de proyección del histórico club Phoenix. Magdalena Jesús Nannig Rojas nació en Concepción el 10 de febrero de 2004 y es valdiviana desde 2008, cuando sus padres, Andrés y María Constanza, decidieron -por razones profesionales- cambiar el Biobío por el Calle Calle.
Magdalena es la mayor de tres hermanos (Cristóbal y Santiago completan la familia) y además del remo, juega vóleibol y muestra su veta artística como intérprete de flauta traversa en la orquesta del colegio. Con promedio 6.8 y Matemáticas como asignatura favorita, prepara su entrada a la enseñanza media y señala que su llegada al remo fue a la par con el interés de su madre por la práctica del deporte típico de Valdivia.
Así es como luego de dos años y medio de práctica, Magdalena Nannig ya luce un par de campeonatos regionales y dos vicecampeonatos nacionales en su naciente curriculum deportivo: el año pasado en Concepción, en la categoría Alevín, como singlista; y este año en Curauma (Valparaíso), en el cuádruple par infantil junto a Romina Chacano, Emilia Vera y Pamela Kafetziadou. Ahora, luego de competir también en el doble par con Romina Vera, el próximo año comenzará su carrera de singlista.
Sus técnicos del Phoenix, encabezados por el head coach germano y seleccionador nacional, Augusto Grandjean, ven en ella a una bogadora que pueda seguir la ruta que delineó la internacional Soraya Jadue.
¿Cómo llegaste al remo?
-Hace cerca de tres años, cuando mi mamá se metió a hacer remo en el Phoenix, me invitó, remé un poco con ella y me pareció entretenido. Es un deporte bonito, como que una se relaja y puede pensar y reflexionar, sentirse más libre.
¿Cómo son tus entrenamientos?
-Depende de la época del año. Generalmente entrenamos casi todos los días, muchas veces a las seis de la mañana y en la tardes, después de las cinco. Mis técnicos hasta ahora han sido Marcelo Astete, Maximiliano Toro y Francisco Ruiz.
¿Qué bogadores o bogadoras te llaman la atención?
-Las hermanas Abraham (Melita y Antonia, campeonas del mundo), porque nunca se rinden y eso es algo que me gusta mucho. También conozco a Soraya Jadue. Ella nos ha dado algunas charlas y eso sirve como motivación para seguir entrenando y llegar a ser como ellas.
¿Hasta dónde te proyectas en el remo?
-No sé todavía. Por ahora, me gustaría seguir remando y quizás algún día llegar a lo que han hecho las hermanas Abraham: ser campeona de mundo o ir a los Juegos Olímpicos".
¿Cómo es la relación con tus compañeros del club?
-Muy buena, nos llevamos bien entre todos y lo pasamos súper bien.
¿Cuál ha sido la parte más complicada en tu incorporación al deporte de la boga?
-Hay que tener la mentalidad para poder seguir y no rendirse en cualquiera de todos los ejercicios que hacemos. Al principio me daba mucho miedo salir en el single, aunque siempre estamos con un entrenador. Era como una fobia, temía darme vuelta, pero ya pasó.
Pocos nombres en la historia
El desarrollo del remo femenino en Valdivia no ha sido fácil, tal como ha ocurrido con otras disciplinas deportivas. Aunque hay registros de regatas femeninas a comienzos del siglo XX (1918, específicamente), recién en los últimos 25 años se ha producido un desarrollo de la especialidad, partiendo con la dupla de Doris Menzel y Tatiana Schibar a comienzos de los '90. Nombres como los de la olímpica Soraya Jadue o las vicecampeonas del mundo (Sevilla 2002) Paola Taladriz y Carolina Godoy, encabezan el listado de bogadoras destacadas internacionalmente a nivel adulto.
"Me gustaría seguir remando y quizás algún día llegar a lo que han hecho las hermanas Abraham". "Generalmente entrenamos casi todos los días, muchas veces a las seis de la mañana".
Magdalena Nannig, Bogadora"