Exhibirán "Último año" en salas del país
CINE. Documental retrata dificultades que enfrentan cinco amigos sordos.
Este jueves, las salas Miradoc a lo largo de Chile estrenan "Último año", documental co-dirigido por Viviana Corvalán y Francisco Espinoza, que recibió el premio especial del jurado y el premio del público en el pasado Festival de Cine Chileno.
La pieza retrata el desafío que enfrentan cinco amigos sordos que deben, en octavo año básico, abandonar su escuela especial para incorporarse a un colegio común y corriente.
En el mundo existen 72 millones de personas sordas y 500 mil de ellas viven en Chile. Sólo el 18% accede a la educación, como en el caso de los protagonistas: Ignacio Araya, Nicol Fuenzalida, Luis Torreblanca, Martín Solar y Sebastián Ávalos, un grupo de amigos que encarnan los miedos, dificultades e injusticias que padecen las personas sordas en el contexto de la educación chilena.
Los realizadores llegaron al tema de la sordera en 2011, cuando Corvalán empezó a dar talleres bajo la tutela del extinto Consejo de la Cultura y las Artes. Ella ya había tenido cierta cercanía a la sordera gracias a un amigo de niñez y a su mamá, quien le enseñó algo de lengua de señas.
Como parte de los talleres hicieron un registro audiovisual y, gran sorpresa, no lo entendieron ni los sordos ni los oyentes. "Tenía planos muy cerrados, con voz en off, no tenía el espacio bien pensado para los encuadres con respecto a la lengua de señas, había un montón de cosas que evidenciaba el desconocimiento de la lengua de señas que es la lengua natural de ellos. Luego de ver este error decidimos profundizar en la investigación y aprender cómo debíamos hacer un registro que fuese entendido por los sordos y por los oyentes, sumado a que nos enteramos que llegaban hasta octavo básico en esa escuela y tenían que ir a un colegio de integración", dice Corvalán.
Protagonistas
Los cuatro niños y la niña que protagonizan el documental se conocen desde pequeños y para los realizadores fue el grupo perfecto por la profunda amistad y complicidad que hay entre ellos.
Ellos fueron enseñándoles lengua de señas, además que hicieron dos cursos en la Asociación de Sordos de Chile donde llegaron a un nivel intermedio. Cuenta el realizador que es un lenguaje muy corporal, gestual y donde se usa mucho la espacialidad, "se conjugan muchas cosas que para un oyente lo hace muy entretenido, está muy cercano al arte escénico, con el teatro, pone a prueba las capacidades de poder entender el mundo desde la visualidad".