En los últimos años hemos sido testigos de lo que a mi juicio es una mala praxis: basta que surja un proyecto, una iniciativa nueva desde el sector privado, para que de inmediato se dé paso a la instalación de la desconfianza y a la movilización desde algunos grupos que suelen repetirse el plato oponiéndose a todo.
En casos pueden existir temores justificados, en otros no. Para despejarlos hay instancias de participación ciudadana, instituciones revisoras y sistemas de evaluación técnica, que garantizan el respeto a la normativa vigente y el cuidado del bien común.
El Estado no puede quedar indiferente, menos sustraerse. Más aún, jamás puede perderse el norte: las ciudades, igual que los organismos vivientes, son mutables, requieren de adaptación a los cambios y a los nuevos usos del diario vivir. En ese esquema, el Sector Público debe ser Facilitador de la Inversión. Pero como lo saben bien los pequeños emprendedores, es una odisea concretar un proyecto cuando éste llega a manos de la burocracia… interminables trabas en el camino a las que, para remate, se suma esta oposición sistémica a todo en forma de movimientos que suelen atribuirse la representación popular, sin necesariamente tenerla. Si los ejemplos dieran plata seríamos ricos: al casino de juegos, a la nueva región, a la remodelación del Terrapuerto, a los puentes, a la apertura del borderio; hace poco, al nuevo centro comercial de calle Caupolicán; y hoy, a los estacionamientos subterráneos.
Y es que la sensación que queda al final del día es que nos hemos pasado peligrosamente de ser la ciudad de Los Ríos, a la ciudad de Los Líos, donde a cada propuesta, surge un cauce de detractores pero que habitualmente tienen los mismos rostros. Parece que practicaran eso de "Cuénteme de qué se trata para oponerme".
No nos confundamos: una cosas es tener opinión, manifestarla y trabajar para resolver aquello que pudiera ser perfectible, y lo otro es pretender paralizarlo todo y ponerle camisa de fuerza a la iniciativa privada.
En unos días más se realizará el Encuentro Empresarial del Sur, un buen momento para recuperar la confianza en la institucionalidad, que debe facilitar el esfuerzo privado y asegurar que las leyes se cumplan para todos, no sólo para el que grita más fuerte. No vayamos a terminar con harto sueño y cero inversión…
Bernardo Berger Fett
Diputado