María Alejandra Pino C.
Hace 20 meses, la asociación público-privada Alianza Valor Minero -con financiamiento de Corfo- desarrolla el proyecto Institucionalidad de Diálogo Territorial, que se traduce en el diseño de una política pública que permita inserción temprana de los proyectos de inversiones en los territorios. Es decir, que al comienzo de una propuesta de inversión, exista diálogo y acuerdos entre las empresas, la comunidad y el estado, para llegar a acuerdos y resolver conflictos con tiempo.
Esta propuesta, que en septiembre será entregada al Presidente Sebastián Piñera y que fue construida a través del diálogo entre distintos actores, fue presentada ayer en la Universidad Santo Tomás por la gerente del proyecto Danae Mlynarz, en el contexto del seminario "Territorios y proyectos de inversión: avanzando hacia diálogos simétricos y sostenibles".
¿Por qué es relevante el proyecto? Danae Mlynarz, quien es cientista política y trabajadora social, explicó que existen proyectos que intervienen fuertemente en los territorios en los cuales se insertan y modifican no solamente las características medioambientales, sino también tienen un efecto en la vida y en el desarrollo económico, social y cultural.
Frente a ese escenario, la iniciativa establece procesos efectivos y transparentes de diálogo. Ello, con la finalidad de generar acuerdos colaborativos de desarrollo territorial entre las comunidades aledañas a los proyectos, las empresas y el Estado.
Para apoyar la idea proponen crear una agencia pública independiente, especializada en certificar la calidad del diálogo. "Un diálogo que se hace de forma temprana y pensando a largo plazo, con una gobernanza tripartita en la cual en su directorio está la sociedad civil, el mundo público y el privado, con un financiamiento público y privado, y vinculado con la institucionalidad ambiental que hoy norma este relacionamiento en nuestro país", precisó.
"Se sustenta en compromisos incidentes, que por una parte tienen relación con cómo se insertará el proyecto en el territorio, y esta inserción que se desarrolla es lo que denominamos las bases para la elaboración del Estudio de Impacto Ambiental y, por otra parte, con cómo aportará al territorio y esto lo hemos denominado los acuerdos colaborativos de desarrollo territorial", agregó.
Diálogo v/s no diálogo
"Por qué el diálogo. Porque vemos que no ha estado tan presente en las relaciones que hoy día se han ido generando y porque el no diálogo tiene una serie de consecuencias", afirmó Mlynarz.
Explicó que generalmente se habla del costo a privados, asociado al aumento de los plazos y la paralización de los proyectos. Pero también trae costos reputacionales a las empresas y a otros actores involucrados y tiene fuertes costos sociales, quiebre en la confianza y un debilitamiento en el tejido social.
Indicó que según el mapa de conflictos elaborado por el Instituto Nacional de Derechos Humanos, los conflictos socioambientales tienen una duración en promedio de 9,7 años.
"No es menor. Cuando tenemos un territorio con una ruptura del tejido social durante 9 años estamos hablando de comunidades completamente fracturadas y donde existe una desconfianza generalizada. Por lo tanto, aquí no estamos hablando sólo de un costo económico, sino también de un deterioro en la forma en que se van dando las relaciones", subrayó
El diálogo temprano y en condiciones más simétricas permitiría evitar conflictos socioambientales en torno a proyectos de inversión.
Problemática actual
¿Cuáles son las problemáticas actuales de la participación y el diálogo? Danae Mlynarz señaló que si bien las empresas y el gobierno han establecido mesas de trabajo, no todos los participantes están igualmente informados acerca de los proyectos ni existe el mismo entendimiento respecto de las consecuencias que las iniciativas podría generar.
En ese relacionamiento, además -explicó- existe un lenguaje técnico, un diálogo no incidente que se genera a raíz de la invitación a participar cuando el proyecto ya existe. Además, señaló que en estos procesos de participación a veces no está claro quiénes son los representantes de la comunidad, por lo tanto "tenemos un problema de legitimidad con respecto a cuáles son los actores con los cuales dialogar. Todo este tipo de experiencias ha generado una fatiga del diálogo o fatiga de participación", dijo.