La historia de Valdivia, desde la fundación de la ciudad, ha estado intensamente ligada a los ríos. Ellos fueron la vía fundamental para el desarrollo, el transporte y hasta para la huida de la población cuando las circunstancias aconsejaban irse lo más lejos posible.

La vida moderna, más exactamente desde mediados del siglo pasado, hizo que la construcción de puentes pasara a ser lo más relevante para la conectividad entre los principales sectores urbanos y también para unir a la ciudad con el resto de la zona y del país.

Particularmente importantes han sido las estructuras urbanas sobre los ríos, que comenzaron a aparecer con la construcción del Calle Calle y el Pedro de Valdivia, que ya se hacían impostergables frente al cada vez más intenso tráfico terrestre. Era hora de terminar con los balseos y el uso de cualquier tipo de embarcación para facilitar el traslado hacia y desde Isla teja, la costa y Las Ánimas.

Con el tiempo fueron aparecieron más necesidades relacionadas con los puentes y ni hablar de lo que ha ocurrido en las últimas décadas, cuando el automóvil, en todas sus variantes, pasó a estar al alcance de una mayoría ciudadana ansiosa de trasladarse con rapidez hacia los cuatro puntos cardinales.

Esto ha representado la ineludible tarea de dotar a la ciudad de más puentes y de mejorar los ya existentes. Es lo que ha ocurrido con los primeros que conoció la comunidad, que en su momento representaron un gran avance y una satisfactoria solución a las exigencias de la época, por lo que fueron diseñados cuando nadie podía siquiera imaginar lo que ocurriría que apenas 50 años después.

Por eso es que resulta muy reconfortante saber que este año comenzarán las obras anexas al futuro puente Cochrane, que entregará una alternativa al sufrido Pedro de Valdivia como ruta hacia Isla Teja y el litoral. Una vez concluido, en 2022 según lo planificado, se dará paso a la esperada ampliación del viejo y querido Pedro, lo que, sin dudas, será una gran noticia para todos los valdivianos.

30 años | 28 de febrero de 1989

Incendio en Chorrrillos dejó 18 damnificados

Dieciocho personas resultaron damnificadas en un incendio ocurrido en el campamento Chorrillos de Valdivia. El siniestro afectó a cuatro viviendas ubicadas en los pasajes G y H, las cuales fueron reducidas a cenizas. No hubo lesionados, pero las familias afectadas perdieron todos sus enseres personales.

20 años | 28 de febrero de 1999

Trabajan para mejorar condiciones de choferes

El presidente nacional de los empresarios transportistas señaló en Valdivia que el gremio trabaja para mejorar las condiciones laborales de los choferes de camiones. El vicepresidente nacional Héctor Moya indicó que una de esas gestiones se realiza con una distribuidora de combustibles para la habilitación de centros de control y descanso.

10 años | 28 de febrero de 2009

Aumentó la cesantía en periodo noviembre-enero

Un alza tuvo la cesantía en toda la región, durante el trimestre móvil noviembre 2008-enero 2009. En Valdivia llegó al 10.66% y en la región es de un 7%, un punto más bajo que el promedio nacional, que es de 8%. Siempre a nivel regional, el porcentaje de desocupados subió del 6.4% al 7%. La región se ubica séptima a nivel nacional.

Las universidades, además de generar e impartir conocimiento, desde hace algunos años han profundizado en su Tercera Misión: la de establecer lazos bidireccionales y sistemáticos con las comunidades locales, regionales, nacionales e internacionales, así como también con los sectores productivos, tanto estatales como privados.

Esta función universitaria, conocida como Vinculación con el Medio, en la actualidad representa uno de los principales ejes de modernización de la Educación Superior y de la sociedad en su conjunto. En ese contexto, las instituciones de Educación Superior emergen, tanto para el entorno social como para el económico, como una gran promesa, ya que contamos con una enorme reserva de talento, habilidades, infraestructura y tecnología. Sin embargo, es importante entender que el desarrollo de esta función va más allá de una mera "trasferencia de conocimiento".

En este sentido, pensando en el desarrollo armónico y el bien común de nuestras comunidades, existen dos preguntas, a mi juicio, claves: ¿cómo podemos estructurar esta relación para que se transforme en un vínculo estratégico de largo plazo?, y ¿qué es lo que como instituciones de Educación Superior podemos hacer mejor que otros sectores? En la academia solemos pensar a largo plazo, lo cual constituye una gran ventaja para nuestros socios externos, permitiendo abordar desafíos fundamentales que son de alta relevancia social, como el medio ambiente, la prevención en salud, la energía o el desarrollo tecnológico.

Esto último, puede ayudar a crear un nuevo ecosistema de innovación, capaz de sustentar un emprendimiento, una empresa, un sector industrial o una Política Pública, como resultado de estrategias corporativas no sólo de corto plazo. Si bien la naturaleza abierta del conocimiento y de la ciencia desarrollada en nuestras instituciones, a veces, puede entrar en conflicto con la necesidad de las empresas de proteger las tecnologías que utilizan, el gran desafío será trabajar en forma conjunta para crear una nueva base de conocimiento público en línea con la responsabilidad social de ambos sectores.

Esta oportunidad se suma a la posibilidad de desarrollar una agenda de investigación conjunta, capaz de abordar los desafíos y necesidades de una sociedad en constante cambio, y proveerse de un capital humano capacitado para hacer frente a esta velocidad. Una agenda que permita, tanto al sector productivo como a los centros universitarios, acceder a una serie de desarrollos tecnológicos, descubrimientos y nuevas áreas de especialización, contando con asesoramiento y apoyo, para afrontar los desafíos de un país que debe avanzar hacia su desarrollo sustentable.

Gerald Pugh Olavarría Vicerrector Universidad Andrés Bello Viña del Mar