Varias son las imágenes que dejaron las marchas realizadas en distintos puntos del país con motivo del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer. En Santiago fueron convocadas más de 190 mil personas y en Valdivia llegaron más de 5 mil para hacer visibles diversas propuestas relacionadas con la equidad de género, el fin de la violencia y otras.
El signo de estas manifestaciones fue que la mayoría se desarrolló de manera pacífica, a diferencias de otras actividades previas marcadas por diferentes disturbios o por hechos que acaparaban la atención mediática, desviando la mirada del fondo de los petitorios. Ahora, en cambio, el carácter transversal, la tranquilidad y la claridad de los mensajes permitió un resultado ciudadano y democrático que ha sido resaltado tanto en Los Ríos como en todo el país.
Las caminatas fueron parte de muchas otras actividades, efectuadas en una amplia gama de escenarios y con múltiples convocantes, desde el oficialismo, el mundo público, privado, académico y la sociedad civil, incluso desde las instituciones religiosas. Esa señal también es muy potente. Habla de un tema instalado transversalmente en las conversaciones de la comunidad y, con esa base, se puede aspirar a verdaderos cambios en áreas como la participación pública, la seguridad, el respeto a los derechos, la educación no sexista, el lenguaje inclusivo, acceso al trabajo y también el compartir responsabilidades al interior de las familias. Si hay acuerdos sociales, se puede esperar eso y mucho más en el camino hacia la igualdad entre las personas, independientemente de su género.
Además, estas expresiones múltiples recuerdan que las peticiones de las mujeres no son las de una minoría postergada; sino de más del 50% de la población que, como tal, realiza un aporte fundamental e irreemplazable al desarrollo diario del país.
Por lo mismo, esas solicitudes deberían ahora transformarse en iniciativas formales, en las instancias que realmente pueden tomar decisiones de largo plazo. En el Congreso, por ejemplo. Es de esperar que así suceda y que ellas no se queden en un hito de ocupación masiva de calles y resonancia en redes sociales, como lamentablemente ha sucedido con otras temáticas de alto impacto inicial, pero poca continuidad.