El Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) se define como un trastorno de origen neurobiológico que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral, generando dificultades principalmente en dos áreas: La comunicación e interacción social y la flexibilidad del pensamiento y de la conducta. Según la OMS, en el mundo uno de cada 160 niños tiene TEA. En Chile, de acuerdo al Centro de Control y Prevención (2013) la prevalencia es de uno cada 88 niños.
Pienso que como sociedad estamos destacando lo negativo por sobre lo positivo, la dificultad de comunicarse, de emocionarse pero las habilidades que cada persona tiene no son consideradas. Vivir en el contexto, compartir con las personas con TEA, sus familias, que logran tener códigos para comunicarse, más allá de las imágenes y las palabras, es digno de destacar y cabe preguntarse: ¿Qué estamos haciendo para lograr la inclusión?
Las personas con TEA perciben el mundo en forma diferente. Observan cosas que los demás no ven, y procesan de manera distinta los estímulos del medio, lo que se evidencia en la molestia que pueden sentir al establecer cambios bruscos de rutinas.
Frecuentemente, los límites los determinamos nosotros como sociedad y olvidamos que las personas con autismo no viven en su mundo sino que viven en el mismo mundo de nosotros. Las personas con TEA ríen, lloran y se enojan, algunas prefieren evitar el contacto físico, y otras aman los abrazos; algunas juegan siempre con los mismos juguetes, otras se aburren y buscan nuevos juguetes; algunas les complican los lugares con mucho ruido, otras disfrutan el ruido o la música. Sin duda, que es momento de eliminar las "etiquetas" y conocer a cada persona con sus fortalezas y debilidades.
Como sociedad estamos desinformados y debemos educarnos para crecer, generando un ambiente más amigable que permita a todos desarrollar al máximo sus habilidades. Necesitamos menos prejuicios, mitos y barreras, y más información, respeto, tolerancia y amor, para así lograr la inclusión real. Seamos una comunidad inclusiva, en la que valoremos la diferencia, considerándola como una oportunidad y no como un obstáculo. Es urgente entender y apoyar a las personas con TEA y sus familias, con el fin de mejorar su calidad de vida. Es momento de entender la diversidad, vivir en unidad y ya no serán necesarios los días de concientización.
Cecilia Saba Samur Docente de Fonoaudiología de la U. San Sebastián sede Valdivia