Innovar es una palabra que hoy en día está muy de moda, se emplea masivamente como mecanismo de publicidad de marcas y empresas, pero no siempre se incorpora y desarrolla en las mismas empresas u organizaciones. No obstante, paradójicamente todos tenemos la capacidad de innovar, y como tal, es una habilidad que es necesario desarrollar.
En algunas ocasiones se tiende a confundir erróneamente el concepto de innovación con el de invención, los cuales no son sinónimos. La invención, se limita a hallar o descubrir algo nuevo o no conocido, mientras que la innovación, es el proceso de transformación permanente que requiere la empresa, el mercado, o nuestra vida, para conservar algo verdaderamente importante: el valor.
Hoy en día, todavía muchas personas y empresarios consideran que la innovación es solo una fuente de riesgos, gastos e inversiones. Por ello, el primer obstáculo a vencer es un factor cultural dentro de la esfera empresarial, y también en el ámbito personal, muchos no se atreven a salir de su zona de confort para asumir riesgos. Pero cuando hablamos de riesgos, no me refiero al simple azar, sino que, a la toma de decisiones para asumir riesgos informados, por lo tanto, son riesgos que en parte podemos controlar sus impactos. Por ejemplo, ¿cuántas veces nos vemos enfrentados a tomar decisiones importantes en nuestras vidas, como cambiar de empleo, elegir un destino de vacaciones o comprometerse con el ser amado?
Los mejores resultados de estas decisiones fueron aquellas donde teníamos un mayor conocimiento de la información, disminuyendo así el riesgo. En las empresas y organizaciones esta regla es similar, la decisión de innovar con un nuevo producto o servicio en el mercado, requiere conocer muy bien las necesidades de sus clientes, los productos sustitutos existentes, los proveedores de insumos, las empresas competidoras, tecnologías disponibles y requisitos legales, entre otras.
Se hace necesario un cambio de paradigma, donde se vea al proceso de innovación como una fuente inagotable de valor y de mejoramiento de la competitividad, donde los retornos pueden ser tangibles e incluso en el corto y mediano plazo.
Claudio Muñoz Ávalos Director carreras Áreas Procesos Industriales Inacap Valdivia