Amelia Carvallo
Con casi 100 mil seguidores en su página de Facebook "Memorias de un hueón Z", Sebastián Zumelzu acaba de saltar a la página impresa con la novela "Conexión de perdedores", libro de 136 páginas editado por Plaza y Janés. Mucho humor y situaciones desbocadas vive el protagonista, Zeta, un joven recién salido del colegio que lucha por hacerse un sitio en la convulsa capital.
Zumelzu estudió cine y tiene casi 30 años. Como muchas personas, pasa mucho tiempo en Internet, en su caso revisando contenido estadounidense y europeo. "Durante años seguí a creadores de contenido, entre ellos varios blogueros exitosos, que escribiendo y publicando desde el computador de su pieza, eran capaces de congregar a miles de personas, añoraba poder hacer lo mismo algún día".
"En el camino, intenté ser youtuber y hasta cantante de una banda cibernética, pero ninguno de esos proyectos dio frutos. Afortunadamente, durante los últimos años en Chile ocurrió el auge de una serie de autores que nacieron desde espacios de Internet -tales como la Martina Cañas o Pepi la Fea-, a quienes se les comenzó a reconocer como verdaderos escritores y fueron publicados por editoriales importantes. Aspirando a esa meta, al darme cuenta de que había interés de la gente en mis historias, me puse manos a la obra y aquí estamos. Puedo decir que logré mi objetivo y ahora puedo morir, no en paz, pero satisfecho", relata.
El paso al papel fue una oportunidad que agradece porque le permite llegar a la mayor cantidad de gente posible. El contrato con la editorial lo firmó a fines de 2017, y le tomó cuatro meses escribir esta nueva historia de Zeta en la hora punta del Metro de Santiago, con una estructura de siete capítulos o "cagazos", como los llama el autor, y un epílogo.
"Es la historia de cómo el Zeta se transformó en el Hueón Z en, en formato de novela. Cómo un joven estudiante de cine, lleno de sueños y ambiciones, terminó trabajando en un call center de cobranzas, con el hígado graso y diagnosticado de hipertensión. Mis textos más populares los había concebido apretado en la micro o en el Metro camino a la 'pega', escribiendo como podía en el celular, por lo que la experiencia de sentarme frente al escritorio y ponerme a teclear para dar forma a una historia de más de 100 páginas, fue súper distinta a todo lo que había hecho antes".
-¿Cuándo empezaste a escribir?
-En 2016, todo partió con un post que hice en mi Facebook inspirado en una anécdota loser: después de que la chica que me gustaba no me dio bola, partí al cine solo y reflexioné que, finalmente, estar soltero era bacán pero, en un giro tragicómico, terminaba llorando a solas de vuelta a la casa, comiendo una olla de porotos. El relato tuvo súper buena recepción entre mis contactos, lo que me llevó a repostearlo en varios grupos de la plataforma, desde grupos donde abundan los llamados "niños ratas" a grupos de compra y venta de cachivaches. Tuve tan buenas reacciones que hice un fanpage llamado Memorias de un Hueón Z, que en dos semanas alcanzó las tres mil visitas.
Tono bukowskiano
Zumelzu cuenta que sus lectores son hombres y mujeres de todas las edades, que reaccionaron a sus escritos de distintas maneras, pero casi siempre mostrando mucho interés en las partes más pornográficas.
"Les encantaba que hablara de sexo de manera súper despojada, explícita y vulgar, a diferencia de otros escritores que retratan estos temas. Mi idea no era evocar imágenes ideales de una relación sexual, me enfocaba en los momentos incómodos, en los sonidos y olores raros que desprende el cuerpo durante el acto y en las inseguridades".