Una tortuga llamada Marina emerge desde las profundidades con restos de red en su cabeza y aletas. A los lejos el oso Piratoso y su entrañable amigo albatros Errante, testigos de la escena, deciden partir en su rescate. De esta forma, comienza un nuevo vinculo entre tres criaturas destinadas a salvar el entorno en el que habitan, aunque eso implique viajar más allá del horizonte y de lo que creen saber sobre el mundo.
Así es "Piratoso y los centinelas del mar" (Libros Verde Vivo), escrito por Juan Romero e ilustrado por Aldo Plaza. Es un cuento corto con aires de novela pensado para público infantil, con un mensaje transversal relacionado al cuidado del medio ambiente, la protección de los recursos naturales y el peligro de extinción de algunas especies. Es también la proyección del conocimiento de Romero, narrador oral y recopilador de cuentos e historias, de familia ligada a la pesca artesanal, que se ha especializado en retratar el mar y la costa con palabras. Por eso no extraña que mueva su relato en un imaginario que conoce como la palma de su mano y en el que sitúa a un puñado de aventureros personajes zoomorfos. En la lista también están el pingüino Humboldt (nadador y experto en las artes culinarias), el chungungo Patilla (inventor y mecánico con un par de tornillos sueltos) y Rrandu (reina y guía de los reptilianos que igualmente necesitan ayuda para no perder su lugar en el planeta).
Piratoso es el líder, sobreviviente de la Guerra del Oro y de un pasado de esclavo. Desde esa tragedia es que decide levantarse como un héroe dispuesto a todo por proteger a sus compañeros; y por combatir a una extraña criatura que simboliza la contaminación. La impronta del oso está notablemente graficada en el trabajo de Plaza (que vivió su niñez en Valdivia), responsable de reinterpretar algunos de los momentos más significativos de la historia con un final que a todas luces entrega pistas de nuevas entregas editoriales.
Daniel
Navarrete