La suya es una de las voces más reconocidas y queridas en La Unión. Tiene una amplia trayectoria en comunicaciones y actualmente es la directora-propietaria de la Radio 101 de la capital del Ranco.
Elena del Carmen Carrasco Hernández pasa varias horas al día acompañando al público local y compartiendo con él sus entrevistas a destacados artistas, músicos, profesionales de diferentes rubros, dirigentes sociales, autoridades locales parlamentarios, ministros, e incluso Presidentes de la República que llegan hasta su estudio en calle 21 de Mayo. Unionina de toda la vida, nació el 23 de enero de 1949; fue la segunda hija en una familia de cuatro hermanos y está casada hace tres décadas con Roberto Díaz Galilea.
Su educación básica la cursó íntegramente en la Escuela N°2 La Unión, mientras que su enseñanza media la completó en el Liceo Rector Abdón Andrade Coloma. Por motivos familiares no pudo continuar estudios superiores.
"Nosotros somos cuatro hermanos y en mi generación no se le podían dar estudios a todos. Al mayor le correspondió estudiar en la universidad en Santiago, luego venía yo pero a mi familia no le alcanzaba para darme estudios. Sin embargo pude haber entrado a la Escuela Normal de La Unión. No era algo que me apasionara tremendamente, pero era la única posibilidad de poder seguir estudios", recuerda.
Sin embargo, apenas salió de enseñanza media se le abrió una nueva puerta, ya que recibió una inesperada oferta laboral en Radio Concordia de La Unión.
¿Cómo surgió su faceta de comunicadora radial?
- Como estudiantes, en ese tiempo siempre realizábamos una gran cantidad de actividades para generar recursos y poder ir a giras de estudios. Organizábamos actividades diferentes espacios como el Cine O'Higgins y yo los animaba, me subía al escenario y sacaba a relucir toda mi personalidad. Eso es lo que valoró en su tiempo don César Figueroa, quien me mandó a buscar para trabajar en Radio Concordia.
¿Cómo recuerda su paso por Radio Concordia?
- Fue una experiencia muy bonita, con compañeros que me ayudaron mucho y me enseñaron a trabajar en radio. Hacíamos muchas horas de locución, tarde, mañana y noche. Me destaqué con programas de música mexicana y, sobre todo, con programas infantiles. Muchos hasta el día de hoy me conocen como la tía Elena. Eran enormes filas que hacían los niños afuera de la radio para poder cantar y que los escuchen sus familiares en la casa. Era todo en vivo, nada se grababa, aunque se repitieran mil veces las mismas canciones. Lo recuerdo con mucho cariño.
En ese tiempo la gente era muy cariñosa. En primavera y verano la gente llegaba a la radio con lechugas, porotitos, arvejas, huevos, o un pollito. Era impresionante, a veces no lo podía creer y me ponía colorada, pero era la manera en que la gente manifestaba su cariño. Los huevos en mi casa nunca faltaron (risas). Ese es uno de los grandes recuerdos.
¿Por qué dejó ese trabajo?
- Llegó un momento en que decidí dejar la radio para independizarme instalando un local comercial que se llamaba "Papelucho", con muchos artículos de regalo y después abrí también una tienda de ropa infantil llamada "Papelucho Junior". En total fueron cerca de 15 años como comerciante.
¿Por qué decidió dejar atrás sus negocios?
- La verdad es que no me gusta la vida ajetreada, ni que me apuren. Quería una vida tranquila y la de los comerciantes no lo es, porque nunca sabes qué es lo que se te viene el día de mañana. No me gustó la vida de comerciante, así que un día que tenía que ir a comprar a Santiago y estaba con pasaje en mano en el terminal, decidí que no iba a viajar y no que iba continuar con el comercio.
¿Qué hizo después?
- Pedí oportunidades en la radio y lo hice aquí en Radio 101. El propietario (Juan Flández) me dijo que había una posibilidad de las 9 a las 12 de la noche, que es un horario súper difícil, donde hay que competir contra la televisión con sus noticieros y estelares. Sin embargo asumí el desafío, a la gente le gustó mi programa que era de música romántica y que perdura hasta los días de hoy, siempre con la fórmula de que la gente te pueda llamar y escuchar historias. Luego de un año el propietario me ofreció la dirección de la radio.
¿Cómo asumió ese desafío?
- Lo acepté porque tenía el carácter para asumir el cargo. Se eliminaron algunas cosas, y se pusieron otras en orden. Es una labor difícil, porque tienes que estar preocupada de dos frentes, por un lado de la locución y por otro de lo administrativo, viendo números, los ingresos, y todo lo que hay que pagar. En eso siempre he sido muy ordenada, pero todo en cuaderno donde nada se pierde. En eso me sirvió mucho mi experiencia como comerciante. Es increíble como la vida va enlazando todo lo que haces. Hace un año asumí otro desafío, porque arrendé la radio y ahora, además de directora, soy la propietaria.
¿Qué tipo de programación tiene en la actualidad la Radio 101?
- Aborda de todo, desde la música chilena, popular, por la mañana un programa con gente joven, al mediodía las noticias y seguimos en la tarde con más programas musicales y en la noche con música romántica. Somos creíbles en lo que hacemos y lo que decimos, mantenemos nuestra credibilidad y por eso nuestros auditores se mantienen fieles a nosotros.
¿Cómo describiría su relación actual con la comunidad?
-Es difícil de medir, pero tú notas el cariño de los auditores y que confían en el rol que cumplimos. En el día a día, la gente me saluda, a veces los niños me piden fotos (...) a mí me da vergüenza, pero son cosas bonitas que a esta edad son muy reconfortables. También recibo mucho aprecio de las diferentes personalidades. Una se ha ganado el respeto.