En medio de una mayoritaria sensación de estancamiento del país, como lo reveló ayer la encuesta de mayo del Centro de Estudios Públicos (CEP), el Presidente Sebastián Piñera concretó su segundo cambio de gabinete, en el que apostó mantener intacto su comité político y por integrar a personas que habían encabezado secretarías de Estado en su anterior mandato.
El gobernante realizó ajustes en carteras sectoriales, buscando reimpulsar el crecimiento y proyectos fundamentales de su administración, como la reforma tributaria y la de pensiones. Piñera estima que las reformas centrales de su Gobierno son cruciales para empujar el desarrollo y la economía del país, aspectos sobre los que la percepción ciudadanía crece de manera negativa.
El estudio del CEP arrojó, de hecho, que el 61% de la población cree que Chile se halla "estancado", mientras el 15% lo ve "en decadencia". Asimismo, el 32% advierte como "mala o muy mala" la situación económica del país, y el 50% no la visualiza ni buena ni mala.
Por otro lado, la aprobación al Presidente ha disminuido: sólo el 25% estima que Piñera ha conducido bien su administración (cae 12 puntos desde la medición de diciembre de 2018), el 50% lo rechaza y al 66% no les da confianza. "Todos los problemas terminan repercutiendo inevitablemente en la figura del Presidente", explicó Ricardo González, coordinador de Opinión Pública del CEP.
Oposición y economía
Tras formalizar los nombramientos, el Mandatario dio un discurso donde habló de las "dificultades internas y externas" que Chile enfrenta y apuntó duramente al obstruccionismo y a la oposición: "Hay obstáculos que provienen en parte de la conducta de algunos sectores que han impedido que una agenda modernizadora, en muchos frentes, pueda avanzar y ver la luz del Sol. Esta agenda modernizadora es urgente, necesaria, y es lo que el país requiere".
"A pesar de nuestra permanente voluntad de diálogo y búsqueda de acuerdos, los cambios no han podido avanzar con la velocidad que el país requiere" , agregó Piñera.
También sostuvo que la economía mundial se ha debilitado: "Está creciendo mucho menos que el año pasado y lo que se anticipaba iba a crecer este año; el comercio mundial está cayendo, situación que no ocurría hace muchas décadas; y los precios de los productos que exportamos, como el cobre, han bajado, y los que importamos, como el petróleo, han subido". Y aludió a la guerra comercial entre China y EE.UU., que causa "debilidad e incertezas en los mercados".
Definiciones y acción
Piñera fue tajante en señalar que "llegó el tiempo de definiciones y de la acción", y planteó que, "a pesar de las muchas dificultades" que enfrentan Chile y "todos los países del mundo", y a pesar "del pesimismo que algunos se esmeran en difundir", con unidad el país "volverá a crecer con fuerza, liderando el crecimiento de América Latina".
Estas metas, el jefe de Estado espera conseguirlas renovando su equipo y reimpulsando su programa. Por esto decidió poner a dos hombres que ya eran ministros y con peso en el mundo empresarial en carteras relevantes para la inversión y el crecimiento: trasladó a Juan Andrés Fontaine a Economía (en lugar de José Ramón Valente) y a Alfredo Moreno a Obras Públicas (en lugar de Fontaine).
Otros exministros que sumó Piñera, aunque de su administración anterior, fueron Teodoro Ribera, quien llegó a reemplazar en la Cancillería a Roberto Ampuero, y Jaime Mañalich, quien ocupará el lugar de Emilio Santelices en Salud.
Los nombres nuevos que llegan al equipo de ministros son Juan Carlos Jobet (Energía, en lugar de Susana Jiménez) y Sebastián Sichel Desarrollo Social y Familia).