Dos arquitectos desarrollan proyectos para rescatar la ex cárcel de Isla Teja
INVESTIGACIÓN. Constanza Ibáñez y Fabián Leal hicieron sus tesis de grado con propuestas de reutilización cultural de las instalaciones declaradas Monumento Nacional hace dos años.
En octubre de 2011 fue la inauguración del Parque Cultural de Valparaíso, un complejo con orientación para el arte y la creatividad, habilitado en lo que hasta 1999 había sido la cárcel pública de la ciudad puerto.
A una transformación similar es a la que aspira la ex cárcel de Isla Teja, que hace dos años fue declarada Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico y que actualmente es considerada un sitio de memoria por el que han trabajo organizaciones como la Agrupación de Ex Presos Políticos y Familiares de Valdivia, junto con diversas autoridades locales y regionales.
En la misma línea, dos estudiantes de Arquitectura de la Universidad Austral de Chile realizaron como tesis de grado dos proyectos que apuntan a reutilizar la infraestructura. Si bien ambas iniciativas fueron desarrolladas solamente como un trabajo académico, son las primeras que surgen en el último tiempo con miras a eventualmente tener una aplicación práctica.
Visibilizar
Constanza Ibáñez tuvo a Tirza Barría como profesora guía en su proyecto de arquitectura y memoria de una cárcel. "La idea surgió de la búsqueda de un lugar en conflicto, ya que el ex complejo penitenciario recién se había nombrado como Monumento Nacional por ser un objeto contenedor de historia política en Valdivia, sin una visibilización de que fue un espacio muy importante y destacado en el régimen militar, tanto para la comunidad, como para la agrupación de ex presos políticos de la ciudad", dice Ibáñez.
La propuesta de la arquitecta es crear un Centro de Interpretación con reutilización, por ejemplo del pabellón de celdas, el taller, el deslinde de la calle Los Pelúes y el colindante con la comunidad Coliñir Lof Wapi. En total, son 8.297 metros cuadrados.
"Se conserva la forma original del edificio, que está compuesta por una nave principal y sus muros perimetrales de forma de zig zag, donde mi intervención busca mediante la luz, ir descubriendo la historia", indica. Y agrega: "Por eso se perfora el edificio, creando un gran tragaluz que se conecta con un zócalo memorial. Todo esto es de hormigón armando, para seguir la misma línea del edificio existente, reforzando todo con anillos de aceros de losas y un cimiento acoplado al cimiento existente para el soporte del edificio y el zócalo en la zona subterránea del edificio".
Para desarrollar su propuesta, Ibáñez visitó en dos ocasiones la ex cárcel. Una de ellas fue para la celebración del Día del Patrimonio Cultural, lo que sirvió para ver aspectos como el flujo de visitantes y la habilitabilidad de ciertas zonas.
"Mi intervención va más allá de que sea concretada físicamente, ya que también se trata de crear conciencia de rememoración para las personas que estuvieron ahí y que ahora pueden contar su historia. Realmente me encantaría que el complejo sea más reconocido por la ciudadanía", explica.
Contra el estigma
Cuando el ex recinto penitenciario fue declarado Monumento Nacional, a Fabián Leal le llamó la atención la resistencia de ciertos sectores sociales a dicha conservación patrimonial. "En redes sociales había muchísimas personas que se preguntaban cómo era posible, que mejor era que lo botasen y que hicieran en ese lugar algo mejor que la cárcel. Y que cómo era posible que eso fuera un monumento", dice.
A juicio del profesional, ese tipo de manifestaciones públicas le sirvieron para comprobar la carga negativa del recinto y la necesidad de revertirla.
Esta fue una de las motivaciones para "Centro artístico/ cultural. Rehabilitación ex conjunto penitenciario cárcel Isla Teja, Valdivia", tesis en la que fue guiado por el profesor Eric Arentsen. Sobre su propuesta, Leal, explica: "Busca que las personas vean mas allá de lo que se ve a simple vista, que la cárcel no se convierta en una carga para la ciudad, sino que más bien un aporte, una oportunidad. Que no se convierta en un museo donde después de un día ya no hay nada nuevo que ofrecer. Que sea algo vivo, lúdico, dinámico, que se convierta en un panorama que vaya cambiando con servicios y talleres orientados a las artes y la cultura".
Orientación social
Para cumplir esa meta, el arquitecto propone dos intervenciones concretas: la del corredor como una galería al aire libre; y la del teatro aterrazado con vista al humedal y al río Cruces, como una nueva forma de conectar el espacio con la naturaleza. Asimismo, los pabellones podrían ser reacondicionados para funcionar, por ejemplo, como salas para la danza u otras manifestaciones de las artes escénicas.
"Me gustaría que se concrete este proyecto. Existen casos similares de reutilización de edificios, ya sea industriales, residenciales o en este caso carcelarios, siendo un caso cercano el realizado en Valparaíso, donde también se utilizó una ex cárcel para crear un parque cultural, el cual le otorga un nuevo espacio a la comunidad", dice Fabián Leal. Y agrega: "Lo importante es que cualquier propuesta que se haga pensando en la ex cárcel, debe estar enfocada en la comunidad, que el recinto se abra, que sea un aporte para la ciudad y permita generar instancias de convivencia y que quienes estuvieron detenidos ahí, puedan contar sus historias".
En los proyectos de Constanza Ibáñez y Fabián Leal colaboraron Claudia Jiménez, de la Comisión Asesora de Monumentos Nacionales Región de Los Ríos, y Róbinson Silva, director de la Escuela de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad Austral de Chile. Durante sus respectivos desarrollos, hubo contacto permanente con la Agrupación de Ex Presos Políticos y Familiares de Valdivia y existe la posibilidad de que las propuestas sirvan de base para nuevas ideas.