Tiene 17 años de edad y confiesa ser una joven amante del campo y sus tradiciones. Un sentimiento que junto al ambiente familiar y el cariño por sus abuelos, hacen que Agustina Magali Escobar Sandoval sea una de las pocas exponentes femeninas del rodeo en la zona. Claro que del rodeo criollo, en el cual se abre paso junto a su abuelo Ramón, cumpliendo de paso un sueño largamente añorado: correr la vaca junto a su "Tata".
Agustina Escobar nació el 22 de abril de 2002, es hija de Roberto Escobar y Romina Sandoval, cursa Cuarto Año Medio en el Liceo Bicentenario de Excelencia "Altamira" de Panguipulli y vive con sus abuelos Ramón Sandoval e Ingrid Martínez en Cari Cui Cui, a 15 kilómetros de Panguipulli, en la ruta hacia Calafquén. Luce un promedio superior a 6.0 en su colegio y en esta época comparte sus días en el campo con el rodeo, el amor por los animales y su preparación para la Prueba de Selección Universitaria, ya que sueña con estudiar Medicina Veterinaria.
Dentro del mundo del rodeo criollo luce un Sello de Raza ganado con su yegua "Anakena", en Loncoche.
¿Cómo nació tu interés por el rodeo?
-Aprendí a andar a caballo cuando era muy chica, con mi bisabuelo Gabino Martínez. A él agradezco el amor por el campo, por los caballos y el rodeo, que me inculcó cuando era muy chica. Crecí en una familia amante de los animales, aunque el rodeo comencé a practicarlo como deporte recién el año pasado, porque quise acompañar a mi abuelo (Ramón) en los rodeos criollos. Era un sueño que teníamos los dos y hemos andado bien, aunque aún no hemos ganado premios. Pero, lo más importante es acompañarlo: yo corro en la yegua "Anakena" y en el caballo "Pelusón".
¿Cómo es tu participación en un deporte tradicionalmente practicado por hombres?
-Me dan nervios antes de correr, pero siempre tengo el apoyo de todos los corredores, que me ayudan y orientan en lo que tengo que hacer. Me preparo donde vivo, en el campo de mis abuelos, en Cari Cui Cui. Mi familia es de campo y de caballos y siempre voy a estar orgullosa de eso y de ser corredora en un deporte en que hay muy pocas jinetes mujeres.
Pero, ¿también has competido en rodeos femeninos?
-El año pasado estuve en uno en Pitrufquén, organizado por la agrupación de mujeres corraleras, No estuvimos en los primeros lugares, pero hicimos un buen papel hasta el tercer animal. Lo más difícil al competir es estar en conexión con el caballo.
¿Recibes algún apoyo de tu colegio como estudiante deportista?
-Nada especial. Solo saben que corro en los rodeos, porque para los desfiles de Fiestas Patrias pido permiso para desfilar a caballo.
¿Y cuáles son tus aspiraciones dentro del rodeo?
-Me gustaría llegar algún día a sacar algún lugar con mi abuelo. Mientras tanto, seguimos perteneciendo al Club de Rodeo Criollo de Panguipulli, donde somos alrededor de 20 a 25 jugadores.
¿Competir en movimiento a la rienda es una alternativa?
-Me gustaría. Antes de correr rodeos pensaba en hacerlo, pero ahora lo manejo como una opción para cuando tenga un caballo propio.
"Me dan nervios antes de competir, pero siempre tengo el apoyo de todos los corredores, que me ayudan y orientan...". "Lo más difícil al competir es estar en conexión con el caballo".
Agustina Escobar, Corralera de Panguipulli.