Hace unas semanas fue noticia que un grupo de estudiantes manifestó públicamente cómo la sobrecarga académica universitaria impactaba su salud mental y calidad de vida, visibilizando el lugar que ocupa la salud mental en nuestra vida cotidiana, e intentando ubicarla en un espacio de responsabilidad social y política importante.
En la Uach hemos iniciado camino en ello. El 2014 se estableció una Mesa de Trabajo por la Salud Mental Universitaria integrada por distintos estamentos de la universidad, la cual gestiona actividades de prevención, promoción e intervención en salud mental. Ha existido un esfuerzo permanente en sensibilizar a las autoridades, directores de escuela, académicos, funcionarios y estudiantes en materia de salud mental, a través de jornadas, seminarios, reuniones y simposios.
Se implementó también un programa de trabajo directo con los estudiantes, formando monitores en hogares que cumplen un rol en el apoyo con sus pares. Asimismo, desde el 2015 se implementó un sistema on-line de screening en salud mental, a través del cual los/las estudiantes pueden responder encuestas de salud mental (voluntarias y anónimas), recibiendo un feedback, orientación de autocuidado e información sobre los dispositivos de salud donde pedir ayuda. Esta experiencia nos mostró (2016) que, de quienes requerían ayuda, un 50% gestionó actividades de autocuidado y buscó ayuda especializada, y de estos, un 60% (a los 6 meses) señaló sentirse mejor.
Al igual que en otras manifestaciones sociales recientes en Chile, esta demanda está planteando desafíos en cuanto cambios socioculturales profundos: re-pensar nuestra noción de bienestar, la normalización de la sobrecarga, valores y prácticas académicas, políticas en salud mental, entre otros.
Y se hace de modo valiente, porque aún predomina el estigma hacia la enfermedad mental y hacia la persona con afecciones en esta área.
Las universidades pueden cumplir un gran rol en el bienestar de los y las estudiantes, asumiendo el compromiso de integrar acciones en esta materia que consideren las diversas dimensiones implicadas y su compleja interacción.
Catalina Álamo Palma Psicóloga, Académica, integrante Mesa de Salud Mental UACh