Comenzó acompañando a su padre a los entrenamientos y partidos, pero de pronto surgió el interés por aprender, entrenar y más que eso: transformarse en rugbista. Hoy, a sus 15 años de edad, María Ignacia Olivares Escauriaza es una de las promesas del rugby femenino de la zona, con los colores del club Robles. Incluso, ha sido sondeada por busca talentos, con el objetivo de que se vaya a jugar a Santiago, con una eventual selección chilena en el horizonte.
María Ignacia nació el 28 de octubre de 2003, en Concepción, pero al poco tiempo se vino a Valdivia y vive junto a su familia en el sector rural de Runca, en la comuna de Máfil. Sus padres son Jorge Olivares y Dominique Escauriaza, en un grupo familiar que completan los otros dos hijos del matrimonio, Felipe y Josefina, de 18 y 13 años.
En el ámbito estudiantil, la joven wing de Robles cursa Tercer Año Medio en el Hampton College, disfruta de un promedio 6.4 y quiere estudiar Agronomía. "Vivo desde pequeña en el campo y es como una pasión", asegura. Mide 1.68 metros y pesa 62 kilos. También practica vóleibol, pero solo de manera recreativa.
¿Cómo llegaste al rugby?
-Comencé a practicar en 2015 por primera vez, en el club Robles. Mi papá es rugbista y jugamos siempre en el patio de la casa. Desde chica lo acompañaba a los entrenamientos y partidos, a los 10 años le pedí jugar, pero era muy chica así que empecé un poco después.
¿No te preocupa que el rugby sea un deporte de permanente roce y contacto?
-No, porque si bien existe contacto, hay que saber taclear, jugar, lanzar, realizar bien los movimientos y pases.
¿Participas frecuentemente en campeonatos?
-Hemos ido campeonatos en Puerto Varas y Temuco. Han sido campeonatos de un día.
Es poco, podría ser más.
-Ha sido complicado, pero tampoco es un obstáculo que nos detenga. Antes jugaba en equipos de hombres de mi categoría y a veces hacemos partidos mixtos o buscamos equipos en otras ciudades para jugar: en Temuco, Puerto Varas, Puerto Montt.
¿Cuáles son tus aspiraciones en el rugby?
-Desde pequeña me ha interesado llegar a la selección nacional. A mi papá le han planteado la posibilidad de llevarme a jugar a Santiago y si bien entonces era muy chica, si ahora me preguntan, iría.
¿Cuál es tu régimen de entrenamiento?
-Entrenamos tres días la semana en el Parque Saval, con el entrenador Osvaldo "Coco" Luengo.
¿Tienes el apoyo de tu colegio?
-Más que nada es un apoyo que se produce en las actividades oficiales o en los actos. Hacen menciones y me destacan.
¿Recomienda el rugby como una opción deportiva para niñas de tu edad?
-Sí. Más que nada depende de la motivación y el gusto. En el club entrenamos en un grupo de mujeres y las chicas son súper motivadas en torno al deporte. Lo recomiendo porque aparte de aprender la técnica, el rugby enseña valores que son un complemento de la formación que se entrega en la casa.
¿Quiénes son los principales apoyos en tu carrera?
-Mi papá, quien siempre ha sido mi ídolo y me motiva a seguir jugando. Mi familia y mis amigas, que siempre me entregan todo su apoyo.
Robles con las puertas abiertas
María Ignacia Olivares no deja pasar la ocasión e invita a los niños y jóvenes que quieran incorporarse a la práctica del rugby a través del club Robles. "Encontrarán que más que un club deportivo, somos una familia", asegura. E informa que los interesados pueden acercarse al club durante los días de entrenamientos: martes y jueves a las 18.30 horas; y sábados a las 11 de la mañana, en la cancha del fondo del Parque Saval. Allí, Robles los espera con los brazos y las puertas abiertas.
"Si bien existe contacto, hay que saber taclear, lanzar, realizar bien los movimientos y pases". "Desde pequeña me ha interesado llegar a la selección nacional".
María Ignacia Olivares, Rugbista