Apoyo, más allá de las felicitaciones
Ocho valdivianos brillaron en la selección chilena de remo, que trae medallas desde los Juegos Panamericanos de Lima. Las felicitaciones deben convertirse en apoyo para los deportistas, para los espacios formativos y la proyección de Valdivia como lugar de competencia a nivel internacional.
Una inmensa alegría fue la que regalaron los remeros de la selección nacional a Chile con su impecable actuación en los Juegos Panamericanos de Lima. Cosecharon ocho medallas, dejaron a su disciplina como la de mejor rendimiento nacional en el torneo y ayudaron a lograr un récord histórico de triunfos para el país.
Esos logros tienen un sabor especial en la región. Ocho de los seleccionados y todo el cuerpo técnico, con la sola excepción del director Bienvenido Front, son formados en los ríos de Valdivia y en los clubes que han convertido este deporte en parte importante de la identidad local, herencia de una tradición de muchos años, que incluye a campeones mundiales.
Es en ese contexto que ver a los remeros en los máximos lugares del podio continental emociona y llena de orgullo. Pero también compromete. Obliga a levantar la voz, para que los aplausos y declaraciones de felicitación pública que hoy se multiplican, se conviertan en apoyo concreto para los deportistas de alto rendimiento, para los espacios de formación de nuevas generaciones y para que Valdivia llegue a ser un lugar de competencia a nivel internacional.
Reforzar el Car en Las Ánimas como centro de entrenamiento permanente, renovar las flotas de botes de los clubes de manera periódica y construir una Pista de Aguas Quietas, son tareas de las cuales se habla, pero que han avanzado poco y necesitan apoyo oficial más concreto, pensando en el largo plazo, en la formación de nuevas generaciones y en la proyección de la región en este ámbito.
La selección chilena de remo 2019 es la mejor prueba de que un trabajo planificado y con respaldo rinde frutos. Lo sabio es continuar en esa senda.
Nuevamente lo decimos: los remeros nunca se quejan; entrenan de madrugada, en toda época del año, con lluvia o sol. Nunca se detienen. Y, sobre todo, nunca dan explicaciones por sus resultados; ellos exhiben logros de oro, plata y bronce. Entonces, no es justo que se les limite por falta de recursos o espacios inadecuados. Es tiempo de apostar más por ellos y es preciso hacerlo desde hoy, cuando las alegrías de los triunfos renuevan también energías colectivas y activan las voluntades políticas.