Científicos llevarán la araucaria a Aysén para evitar su extinción
MEDIOAMBIENTE. Investigadores locales trabajan en un proyecto que busca preservar esta especie en peligro, trasladándola a una zona cuyo clima será ideal para ella en los próximos 50 años.
En diciembre de 2018 la araucaria de la Cordillera de Nahuelbuta fue declarada en peligro de extinción. Sin embargo la especie, tanto en la Cordillera de la Costa como en la Cordillera de los Andes -entre las regiones del Biobío, La Araucanía y Los Ríos- ha estado amenazada desde mucho antes.
Está enferma. El investigador del Instituto Forestal (Infor) y especialista en genética forestal, Roberto Ipinza, explicó que "el 90 por ciento de las araucarias están afectadas por un daño llamado DFA, Daño Foliar de la Araucaria. Sus agentes causales hasta ahora son desconocidos, pero sí tenemos claro que cualquiera sea el organismo causante, no actúa solo. Hay un elemento del ambiente que hace que la araucaria se estrese, pierda vigor y se debilite". Se le atribuye este estrés a la sequía producida por el cambio climático, el que genera que el lugar en el que hoy vive la araucaria ya no sea el mejor para ella.
Y mientras la causa de la enfermedad es estudiada por expertos de diferentes universidades, centros científicos y empresas, el Instituto Forestal (Infor) se encuentra ejecutando un proyecto pionero en América Latina. Su objetivo es llevar la araucaria hasta una zona cuyo clima sea más benévolo con la especie dentro de los próximos 50 años. Para eso se realizará una migración asistida, acción que permitirá que miles de araucarias sean plantadas en la región de Aysén.
"De esta manera podemos ayudarle a la especie a que se mueva hacia un lugar donde encuentre las condiciones apropiadas para vivir", explicó el experto del Instituto Forestal, Roberto Ipinza.
Proyección climática
Para tomar la decisión se analizó un trabajo desarrollado por el bioclimatólogo de la Universidad de Chile, Fernando Santibáñez. Él analizó qué está pasando en la zona donde vive la araucaria. Generó una proyección climática para los próximos 50 y 70 años estudiando tres variables, la temperatura máxima de enero, la mínima de julio y el estrés hídrico. Sus proyecciones indicaron que la presencia de araucarias tendería a desaparecer tanto de Nahuelbuta, como de la zona norte de la cordillera de los Andes donde hoy está presente.
También se determinó que el mejor clima para ella dentro de 50 años estaría en algunas zonas específicas de Aysén.
las semillas
El profesor Fernando Drake, de la Universidad de Concepción, había analizado la información genética de las araucarias y descubierto cinco áreas donde la especie tenía características genéticamente distintas, entre ellas las zonas costeras de Nahuelbuta y Villa La Araucaria. Por eso, cuando se decidió la migración, fueron recolectadas semillas especialmente en esas cinco áreas.
Fueron elegidos 450 árboles hembra y a cada uno de ellos se les extrajo 300 semillas. "Esa cantidad representaba el 20 por ciento de las semillas totales que tenía cada árbol. Colectamos con mucho cuidado. Esa fue una consideración ecológica, porque estas semillas también son el alimento de las aves o usadas por la gente que cosecha", dijo Roberto Ipinza. La campaña de colecta fue realizada durante marzo de 2018.
Parte de esas semillas fueron guardadas para realizar proyectos de investigación, la otra parte, para generar un vivero. Para este segundo fin se necesitaron 65 mil semillas.
Hicieron un convenio de colaboración con Forestal Mininco para utilizar el Vivero Carlos Douglas, ubicado en Yumbel, para desarrollar la primera parte del proceso. En ese lugar se encuentran las plantas hace más de un año, que ya poseen alrededor de 30 centímetros de altura.
El objetivo es poder trasladarlas, primero a Coyhaique, para que permanezcan durante dos meses en un vivero en período de adaptación y luego hasta los sectores donde serán plantadas. Hasta esos terrenos serán transportadas en octubre de este año.
Pero no serán llevadas a cualquier lugar. "Buscamos la zona que les produjera el mínimo estrés y encontramos un predio llamado El Centinela, de CMPC, que en estos momentos tiene una plantación de pinos ponderosa, como el lugar ideal. También encontramos otros sitios más pequeñitos, uno en la reserva de Coyhaique y otro hacia el sur, que pertenecen a la Conaf y a privados", explicó.
"En el fondo las araucarias que estamos colocando en Aysén, cuando crezcan, se desarrollen y den semillas, podrán recuperar la zona que hoy está afectada por la enfermedad. Ese es el objetivo final, poder llevar árboles que no están enfermos para que se desarrollen de manera óptima", agregó el experto. Dentro de 50 años las araucarias en Aysén podrán medir desde 12 y hasta 20 metros.
Pero no solo se harán plantaciones en Aysén. Ipinza también contó que se harán algunas plantaciones en Lonquimay, con el apoyo de la Conaf y las comunidades indígenas.
Esta iniciativa también permitirá disponer de bancos de conservación, desde donde se podrá obtener material para propagación, mejoramiento, estudios genéticos, sanitarios y otros que contribuyan a la conservación de la especie. Los bancos estarán disponibles para el uso de la comunidad académica y de otras entidades.
Migración asistida
La migración asistida ya ha sido realizada con otras especies en Canadá, México y Europa. Tiene como objetivo salvaguardar la diversidad genética y el potencial evolutivo de la especie, mediante el establecimiento de bancos de conservación in vivo, estructurados como ensayos de progenies y procedencias. Fernando Raga, director ejecutivo de Infor, explicó que "a través de esta técnica se ha logrado salvaguardar el patrimonio genético de la especie y, además, se puede aplicar a cualquier otra especie nativa que sea afectada o amenazada por el cambio climático".