La decisión de dejar en Valdivia la sede de una de las cinco zonas que tendrá el ministerio de Ciencia y Tecnología es una buena noticia, sobre todo porque implica un reconocimiento a la presencia en la zona de cinco universidades locales y del Centro de Estudios Científicos del Sur, factores que potencian a la región de Los Ríos como un polo para la investigación y desarrollo de conocimiento.
El nombramiento (como antes ocurrió con la determinación de instalar acá el Tercer Tribunal Ambiental), se logró por los méritos evidentes del territorio y sus instituciones, pero también por acciones transversales de solicitud de esta determinación a las instancias nacionales. Es decir, por una voluntad surgida localmente y expresada a través de los parlamentarios y las autoridades, pero también escuchada desde el gobierno central, que hace con esto una señal de descentralización importante.
La ciudad será base de la macrozona sur del ministerio, tendrá una secretaría regional ministerial y abarcará desde La Araucanía a Los Lagos. Más al sur estará la macrozona austral con base en Punta Arenas y en el norte de ubicarán las sedes de Antofagasta (que abarcará desde Arica a Atacama); la de Valparaíso (que irá desde Coquimbo a la región del puerto) y Concepción, que será la cabeza de la zona centro sur, con las regiones de O'Higgins, Maule, Ñuble y Biobío.
El ministerio comenzará su gestión oficialmente el 1 de octubre y las sedes regionales deberán estar operativas a principios del próximo año. Además en enero de 2020, se sumará a la organización la nueva Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (hoy Conicyt).
Para Los Ríos este nombramiento implica una alegría, pero también una gran responsabilidad de largo aliento respecto de impulsar el trabajo científico y ayudar a que se visibilice. Es de esperar que también contribuya a la llegada de más recursos para la investigación y la innovación, aunque esa limitante aún no ha sido resuelta del todo. Por lo mismo, es importante que el nombramiento del nuevo o nueva seremi considere tanto el aspecto técnico y profesional, como la capacidad de articulación de gestiones entre la academia, el sector privado y el gobierno.