Actividad física
Día a día vemos cómo la tecnología nuestra vida, pero lamentablemente también favorece la inactividad y el sedentarismo. Lo anterior sumado a una dieta rica en grasas ha incrementado la incidencia y prevalencia de enfermedades cardiovasculares, músculo-esqueléticas, metabólicas y obesidad en nuestros adultos mayores que, sin embargo, pueden ser disminuidas si se practica actividad física de moderada intensidad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la actividad física como "todos los movimientos que forman parte de la vida diaria".
Los últimos estudios en este sentido indican que la tendencia entre las personas mayores es no practicar ejercicio ya que creen que no lo necesitan o que no están en edad para eso. Al contrario, es fundamental enfatizar que la actividad física retarda significativamente la deficiencia funcional y es capaz de desarrollar la autonomía de un adulto mayor, influyendo positivamente en enfermedades crónicas como la hipertensión arterial, diabetes mellitus, dislipidemia y obesidad, actuando favorablemente sobre el sistema inmunológico, músculo-esquelético y sobre la salud mental ya que mejora la autoestima, la agilidad mental e interacción social de la población. Todo lo anterior conlleva a una mejor calidad de vida. Para lograr una mejor condición de salud, la frecuencia sugerida es diaria o día por medio entre 30 a 60 minutos. Lo importante es ir aprendiendo a conocer su propio ritmo, siempre en una intensidad que sea superior a lo normal, pero cuidando no agitarse. Entre las actividades más recomendadas se encuentra la marcha o caminata, pues es un ejercicio seguro y natural.
David Ergas.
Dir. carreras Act. Física y Deportes
Santo Tomás.