Salud mental de los chilenos
Los trastornos que afectan la salud mental de las personas se encuentran estrechamente relacionados con los estilos de vida y las condiciones de riesgo psicosocial, las cuales son desiguales según nivel socioeconómico, edad, sexo y etnia, entre otros variables. Sabemos que las inequidades en el acceso al bienestar se acumulan para los grupos más vulnerables en cualquiera de estas dimensiones.
De ahí la importancia de generar instancias que permitan tomar conciencia sobre los diversos modos de enfermar de la población y eliminar el estigma social asociado a este tipo de desórdenes.
En ese sentido, abordar los trastornos anímicos y mentales, y reflexionar acerca de su ligazón con los estilos y la calidad de vida de las personas es primordial. Por otra parte, realizar actividades que contribuyan a la comprensión de las necesidades de las personas que padecen este tipo de perturbaciones, ya es un imperativo como sociedad.
Se espera que un mayor conocimiento acerca de este tipo de enfermedades, vaya aparejado de mayor conciencia acerca de las condiciones de vida que acompañan el surgimiento de determinados modos de enfermar y de la importancia de contribuir como sociedad a mejorar las condiciones de vida de la población, orientando el trabajo de los equipos y las comunidades a la prevención, tal como lo propone el Plan Nacional de Salud Mental (Minsal, 2017). Sin embargo, más allá de estas modificaciones culturales, se hace urgente que el Estado de Chile aborde su histórica deuda con la salud mental de los chilenos.
Considerando la intención de otorgar una atención digna a los pacientes que padecen trastornos de salud mental, sería deseable aumentar el porcentaje del presupuesto público de salud a este ítem, así como estudiar qué patologías mentales requieren ser incluidas dentro de las nuevas enfermedades del plan AUGE/GES.
Sin embargo, se requiere también avanzar con mayor propósito en las promesas del Plan Nacional de Salud Mental, orientadas desde figura de derechos humanos, especialmente en la perspectiva de participación en salud y que implica un cambio cultural importante en la comunidad.
Se requiere, entonces, de presupuestos orientados a impulsar cambios en los hábitos, transformaciones culturales y relacionales orientadas a la integración social y la inclusión, tareas en las que nuestro país recién se inicia.
María Ester Buzzoni Psicóloga y docente USS.
Senderos, veredas y césped
¡Qué linda la moda de instalar senderos, veredas, caminos y césped de cemento en humedales, plazas y costaneras! (es un chiste) Si no vean la "Costanera de los Pobres" en construcción, con grandes bandejones de cemento, en reemplazo de parte del humedal; o la remodelación de la costanera de Avenida Prat; plazas en que han reemplazo el césped natural por adoquines y cemento, como las ubicada en calle Hilker con René Schneider y en calle Picarte con Rubén Darío.
Sin embargo, espero que la mesa de trabajo, pública y privada, Junta de Vecinos y Deportes, tenga el buen criterio de no intervenir con cemento el futuro "Parque Urbano y Playa de Las Ánimas".
Se lo agradecerán eternamente: los niños, jóvenes, adultos y turistas usuarios. Además, algo muy importante, el Parque y la Playa, serán un granito de arena, para ayudar a mitigar el calentamiento global (sumar y sumar), para bajar la obesidad y mejorar la salud mental.
Carlos Eloi Zúñiga Ojeda carloseloy.valdivia@gmail.com
Niño menor de un año
El desarrollo de la comunicación se inicia desde el nacimiento, y va a depender tanto de la indemnidad neurológica como de la estimulación ambiental que reciba el niño.
Los primeros aprendizajes en esta etapa se constituirán como pilares para la adquisición posterior del lenguaje por lo que es posible realizar diversas actividades para promover o facilitar su desarrollo normal.
Por lo tanto, para que un niño pueda decir sus primeras palabras, es necesario que ocurran algunos hitos que permitirán que logre comprender y producirlas, que pueda expresar oraciones o un discurso que le permitan el pensamiento y satisfacer sus necesidades comunicativas.
Se sugieren seleccionar una actividad de la vida diaria, es decir, integrar la estimulación dentro de la rutina de manera que no se emplee tiempo extra y de que sucedan aprendizajes significativos para el niño, puesto que lo que adquirirá será usado siempre. Cualquiera sea la actividad de estimulación seleccionada, hable de manera simple con su hijo, es decir, usando enunciados cortos y reiterativos.
Háblele al niño desde su altura para favorecer el contacto ocular, es decir, que los ojos de su hijo contacten los suyos y así que pueda mirar su cara. Realice expresiones faciales que su hijo pueda ver y que sean concordantes con la prosodia o entonación de su voz.
Estas son estrategias que ayudan a estimular la comunicación de los pequeños.
Paulina Lin Académica Escuela Fonoaudiología Universidad Andrés Bello