Impuesto al patrimonio
Debido a la actual coyuntura social que vive el país, se ha dispuesto una reorientación del proyecto de modernización tributaria. Una de las propuestas surgidas ha sido el impuesto al patrimonio, cuya evaluación depende del objetivo que se pretenda perseguir. Si se desea mandar una señal a la sociedad de que se están adoptando medidas para corregir las profundas desigualdades, constituiría un avance. Por el contrario, si se busca que sea un impuesto recaudador, creo que su inclusión va a decepcionar: en la generalidad de los países en los que se ha establecido este tipo de impuesto la recaudación no alcanza al 1% del PIB.
Creo que hay que ser cauteloso al momento de establecer este tipo de gravamen por dos razones. En primer lugar, Chile tiene impuestos patrimoniales. En esta categoría, se encuentra el impuesto territorial (contribuciones de bienes raíces) y el de transmisión del patrimonio (impuesto a la herencia). Por lo tanto, establecer un impuesto al patrimonio va a aumentar aún más la carga tributaria, debiéndose analizar el efecto combinado que se podría producir; y en segundo lugar, se colocan muchas expectativas sobre estos impuestos que no se cumplen. De hecho, en los años 60', el país lo incorporó de manera transitoria por tres años. Al cumplirse el plazo, se eliminó su permanencia por los magros resultados que tuvo.
En este caso, seria bueno mirar la historia y evaluar si, en el actual contexto, cumpliría con el objetivo propuesto.
Gonzalo Polanco, director Centro de Estudios Tributarios U. Chile
Discapacidad e inclusión
Los cambios en las conceptualizaciones y teorías avanzan mucho más rápido que la realidad concreta y, mientras en los textos e investigaciones se habla de diversidad, el cotidiano de las personas sigue bajo miradas asistencialistas y caritativas.
La apropiación social del conocimiento permite a las personas cambiar sus ideas y creencias respecto de algún concepto, incluso de sus propias vidas.
En el ámbito de la discapacidad, esto cobra relevancia ya que las personas nos organizamos según nuestras ideas y creencias, y realizamos unas determinadas prácticas en función de aquello, afectando directamente el comportamiento y la organización social.
Para los profesionales es un gran desafío el entender que estamos al servicio de los actores de la comunidad, aportando con nuestros recursos en la facilitación de espacios reales de participación ciudadana.
Vicky Parraguez Correa Escuela Terapia Ocupacional Unab
Constitución
Como bien señaló el abogado Constitucionalista, Gastón Gómez, esta semana, hay que respetar el orden institucional para cambiar la Constitución.
Los que pueden conducir a una salida institucional no están en las calles. Son las autoridades de Gobierno y el Congreso quienes tienen las facultades constitucionales para iniciar y dar lugar a procedimientos correspondientes.
Un proyecto de reforma constitucional puede ser con una combinación de varias cosas, no sólo una Asamblea Constituyente, existen mecanismos a través del Congreso, del Presidente, o una fórmula acordada entre ambos.
Se valoras las palabras del presidente para abrirse a debatir estos temas, pero seamos responsables, existe una infinidad de posibilidades para realizar cambios a la Constitución, las cuales no involucran temas partidistas ni una Asamblea Constituyente.
Soledad Rodríguez s.rodriquezh@gmail.com
Los tilos de la plaza
En las huertas del Sur los habitantes remecen la tierra y despiertan el sueño de los «pallares», mientras en Valdivia reverdecen con su luz los majestuosos tilos en la plaza, ¡abre este canto Juan Epple!: "traigo la imagen apenas diluida /de unos árboles que se alzan en magra simetría /y ajenos a la urgencia de los buses que emigran /analizan el tiempo digerido en sus ramas" (Poesía 72 Quimantu, 1972).
Esos venerables tilos que ves, fueron plantados en nuestra Plaza de la República en 1913, los donó Rodolfo Beckdorf, y provenían de La Estancilla (Gabriel Guarda, Nueva Historia de Valdivia). Vale decir, los ejemplares originales que perviven sobrepasan los 100 años, y sin embargo ¡decir viejos atañe al tiempo de los hombres!, ya que la especie «tilia» puede vivir sobre 500 años, sobrepasando además los 30 metros de altura.
¡Elogio a los árboles con Luis Oyarzún!: son "el diamante brotado paulatinamente de la tierra con existencia terrestre", son "el tranquilo metal que piensa" (Las murallas del sueño, 1940). En su discreto ropaje de musgos y líquenes los tilos son el inmutable perfil de largas lluvias, son también esa humedad invernal casi mortecina, bajo la cual sin embargo circula el rayo de la vida: "cuando la lluvia cae, los veo como si pensaran. Suspendidos por leyes celestiales, ellos vigilan con sus anhelantes y mortales pensamientos" (Poemas en prosa, 1943).
Juan Navarrete Espinoza juanepdlc@live.cl