Yo no soy un súper rico
No quiero citar mi nombre, por que me da pudor. Algunos al leer estas líneas reconocerán mi testimonio. Quiero decir que hay que arreglar este país desigual, pero que hay oportunidades y yo las he tomado.
Ingresé a la Universidad, sin saber como me mantendría o como pagaría mi arancel.
Fui buen alumno. De tal manera, que estudié con 3 becas, por mis méritos académicos.
Solo un año tuve crédito universitario, el cual pagué. Me parecía justo. Jamás pensé en no pagarlo, por que tenia claro que con mi pago, podía ayudar a otros que ahora recibirían el crédito.
Me fue bien, pero no soy un súper rico; sin embargo caigo en ese grupo de a quienes quieren imponerle un 40% de impuestos. Estoy dispuesto a hacerlo, porque mis impuestos van hacia los mas necesitados y eso me parece correcto, pero creo que las empresas grandes también deben hacerlo. Eso es lo justo.
Insisto, Chile es un país de oportunidades, pero de desigualdad también y no puede el estado avalar que aquellos que podamos ir surgiendo, nos tapen de impuestos o se nos castigue por ello y las grandes empresas coloquen sus recursos/ganancias en paraísos fiscales en el extranjero.
Un chileno y valdiviano esforzado Egresado de la Uach
Desigualdades y Estado
Es muy común en la actualidad escuchar voces que apuntan a que el sistema económico imperante en Chile es el factor fundamental de las múltiples desigualdades. Si bien es cierto nuestro país, basándonos en los datos macroeconómicos, presenta el mayor índice de Desarrollo Humano en la región (PNUD, 2018), posee de las expectativas de vida más altas de América Latina (77,2 años los hombres y 82, 1 las mujeres), disminuyó en ocho puntos la desigualdad desde el 2000 hasta el 2015 (OCDE), cuenta con un ingreso per cápita de US$25,891 que lo posiciona en el primer lugar de Latinoamérica (FMI), ha logrado reducir considerablemente la tasa de pobreza (6,4%), y ha mantenido un nivel de crecimiento económico constante desde el retorno a la democracia, sólo por mencionar algunos indicadores, posee aún como principal falencia que dichos beneficios no han llegado e impactado en la totalidad de la población, existiendo esa sensación de que sólo algunos y algunas disfrutan de dicho éxito económico. De hecho, sin ir más lejos, de acuerdo con la Fundación Sol, hoy en día el 1 % más rico concentra el 33% de los ingresos.
Con lo anterior, qué duda cabe, se concluye que evidentemente existen imperfecciones propias del mercado en las cuáles el Estado debería - idealmente - corregir e intervenir. No obstante, lo que muchas veces no se considera al realizar este tipo de análisis, es el rol que justamente juega este ente en materia económica, el cual, sin exagerar, ha demostrado ser muy ineficiente a la hora de distribuir y asignar los recursos públicos en beneficio de la población nacional. Además, propicia desigualdades con los sueldos de los funcionarios públicos, con los presupuestos per cápita de Salud con los que cuentan los municipios en el país, datos con lo que rápidamente se identifican profundas y vergonzosas inequidades entre territorios: una de las comunas más pobladas del país (Puente Alto) cuenta con un presupuesto anual por ciudadano de $136.005 mientras a escasos kilómetros los vecinos y vecinas de Las Condes, Providencia y Vitacura superan los $830.000 por habitante. Las capitales regionales como Talca (Maule), Arica (Arica y Parinacota) y Puerto Montt (Los Lagos) poseen el presupuesto más bajo a nivel país al no superar los $185.000 per cápita, mientras Iquique (Tarapacá), Punta Arenas (Magallanes) y Santiago Centro (Metropolitana) son las únicas comunas que poseen recursos por sobre los $300.000 pesos anuales.
¿Es el mercado, entonces, el gran y exclusivo problema en cuanto a generación de desigualdades? Evidentemente no, el Estado - los gobiernos de turno y el poder legislativo - también tiene mucho de responsabilidad, y debe desarrollar un proceso más riguroso en priorización de necesidades.
Cristian Cárdenas Aguilar Docente de Ciencias Sociales
Dignidad a las Pymes
Adelanto del pago de facturas por parte del Estado, flexibilidad en la entrega y cancelación de créditos, además de facilidades tributarias a las pequeñas y medianas empresas, son algunas de las medidas del ejecutivo, con las que se espera resguardar y ayudar a las Pymes en una economía golpeada por el estallido social.
Sin embargo, ¿tuvimos que pasar por esta crisis política para que fortalezca el apoyo al motor de nuestro mercado?.
Chile, es uno de los países de la OCDE con la tasa tributaria más alta para Pymes en el mundo, con un 27%. Una piedra gigante en el zapato para muchos emprendedores que han tenido que lidiar durante años por flujos de cajas sanos. Si bien, tenemos la certeza que este paquete de medidas será de gran beneficio para estas organizaciones, creemos sin duda que esto no tiene que convertirse en un régimen especial, sino más bien en algo cotidiano para los emprendedores. Nuestro país tiene que aspirar a convertirse en una tierra de oportunidades para todos, por lo mismo, hacemos un llamado tanto al Estado como al mundo privado a seguir apostando por las Pymes y no olvidarse de ellas, más allá de la contingencia.
Gonzalo Kirberg CEO de Cumplo